Cristian Secul Giusti. UNLP | cristiansecul@gmail.com

 

El curso de ingreso y la información en Internet. Las navegaciones de las/os estudiantes de comunicación política en la Universidad Nacional de La Plata

 

Resumen

El presente artículo expone reflexiones sobre la práctica educativa situada en el Taller de Narrativas y Lenguajes del curso introductorio a la Tecnicatura en Comunicación Pública y Política de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social (FPYCS) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
De esta manera, se señala un aspecto didáctico abordado en la clase de tres horas sobre «Comunicación política y géneros informativos», que tuvo como propósito el reconocimiento del concepto de información y sus modos de acceso según la mirada y las experiencias de las/os 25 estudiantes, integrantes del espacio áulico.
El trabajo da cuenta de la puesta en común áulica de efectos de sentido construidos por los medios de comunicación, imaginarios potenciados en las redes sociales y amplificaciones desinformativas vinculadas a la actividad algorítmica y de perfiles usuarios en la web.

 

Palabras clave: información, plataformas digitales, universidad


 

The entry course and information on the Internet. The navigations of political communication students at the National University of La Plata

 

Abstrac

This article presents reflections on the educational practice located in the Narratives and Languages Workshop of the introductory course to the Technician in Public and Political Communication of the Faculty of Journalism and Social Communication (FPYCS) of the National University of La Plata (UNLP).
In this way, a didactic aspect addressed in the three-hour class on «Political communication and informational genres» is pointed out, which had the purpose of recognizing the concept of information and its modes of access according to the gaze and experiences of the 25 students, members of the classroom space.
The work accounts for the classroom sharing of meaning effects built by the media, imaginary empowered in social networks and misinformation amplifications linked to algorithmic activity and user profiles on the web.

 

Keywords: information, digital platforms, university

 

 

El presente trabajo expone reflexiones sobre la práctica educativa situada en el Taller de Narrativas y Lenguajes del curso introductorio a la Tecnicatura en Comunicación Pública y Política de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social (FPYCS) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Así, se señala un aspecto didáctico abordado en la clase de tres horas sobre «Comunicación política y géneros informativos» y que tuvo como propósito el reconocimiento de diferentes tipos de discursos y el análisis del concepto de información en un espacio áulico de las/os 25 estudiantes.

La experiencia educativa se vinculó con una tarea de comprensión del relato informativo como herramienta para ejercitar el estudio de las prácticas de las/os estudiantes a la hora de informarse. En este punto específico, se revisaron los tipos de textos y esquemas de redacción (narrativo, descriptivo, argumentativo, expositivo, conversacional) y también se analizaron las lógicas informativas y el hecho de mantenernos informadas/os socialmente. En lo que refiere a la comunicación política, se la abordó como un objeto de estudio ampliamente valorado que subraya las tensiones de la arena política y social, y sus implicancias como «interacción entre la información, la política y la comunicación» y «concepto fundamental de análisis del funcionamiento de la democracia masiva» (Wolton, 2010).

En esa línea, en la clase se pudo plantear hasta qué punto el acceso a datos disminuyó la brecha del desconocimiento, facilitó el encuentro con la indagación y potenció la aparición de falsedades y direccionamientos de las noticias. De esta manera, se revisaron efectos de sentido de los medios de comunicación, imaginarios e interpretaciones potenciados por la red, amplificaciones motorizadas por la desinformación y las correspondencias que tiene con la actividad algorítmica de las empresas que se sostienen a partir de la ganancia de datos y perfiles de las/os usuarias/os.

Atendiendo este punto, la puesta en común generó una discusión en torno a las búsquedas informativas y la conciencia emancipatoria de dominar las lecturas y las comprensiones sobre lo encontrado en internet. Al respecto, se analizaron los modos de relevar los datos, las alertas personales disponibles al momento de cotejar noticias, la relación con la pluralidad de los medios que consultan las/os estudiantes, la fiabilidad que les otorgan, el tipo informativo que les atrae o el modo en que se comparten o intercambian la búsqueda sobre la actualidad: cuáles son las/os destinatarias/os y las fuentes o canales de consulta (Catalina García et al., 2017).

La información —presente en nuestra vida cotidiana y en nuestros consumos diarios— acompaña motivaciones políticas y elecciones personales, de diversión y entretenimiento en nuestro quehacer frecuente. A través de distintos medios, como el cine, la radio, la televisión e Internet (a través de las redes sociales), se convierte en una necesidad humana que continúa interpelando a la ciudadanía y forja un vínculo distintivo con las nuevas generaciones.

La lectura de informaciones es una de las herramientas fundamentales que tienen las/os docentes y estudiantes para conocer e interpretar el mundo. El acceso es un derecho, y la lectura constituye un modo de construir criterio y crítica. De este modo, el acto de informarse encierra un universo cercano, sensible y certero que atraviesa contextos, reconstruye prácticas y advierte lo que sucede a nuestro alrededor.

Ese encuentro no solo se sostiene con la intención de leer, también se fomenta en función del lugar que ocupa en la rutina de las/os estudiantes. Por tal motivo, los avances tecnológicos de los últimos años han provocado una transformación en los hábitos lectores y de investigación a la hora de trabajar en clase. La transmisión de datos fue reconfigurándose por la ocupación de las nuevas tecnologías en un escenario de búsqueda, lectura y escritura vinculado a teléfonos celulares, algoritmos, y grandes datos circulando.

Internet permite el acceso a mucha información y tiene un despliegue de referencias interesante y poderoso. Esa distribución no es neutral ni tampoco tiene, en una gran parte de casos, una procedencia simple y revisable. Desde ese plano, resulta importante efectuar un análisis exhaustivo de eso que se lee y, en lo que concierne a los ámbitos educativos, colocar en crisis la información a fin de concretar alertas que eviten ingresar en zonas adversas y alcancen «una construcción colectiva que puede determinar diálogos e interacciones generadores de experiencias diversas» (Secul Giusti y Viñas, 2015: 30).

Las redes sociales han incidido en la cotidianidad de las/os estudiantes de tal forma que hasta han alterado los soportes habituales de lectura y entendimiento de la realidad que los integra. Esta transformación de la actividad de leer es una transmutación más, que día a día se realiza en los distintos hábitos que siempre ha poseído la humanidad y que ahora se adaptan al mundo 2.0 o, mejor dicho, que encuentran su símil virtual (Orozco, 2015).

La irrupción de las nuevas tecnologías informativas y la comunicación en la escena comunicacional ha impactado en las formas de interacción de las/os estudiantes. Los procesos de lectura y escritura comenzaron a materializarse en tramas virtuales, «de características propias y subjetividades usuarias» (Secul Giusti y Viñas, 2016: 5). Conforme a lo dicho por Rossana Viñas (2015), las redes sociales han «determinado» —con el cuidado del uso del término— una forma de comunicación estrechamente ligada al hábito de leer y escribir. De hecho, se comunican así en Facebook y Twitter adoptando formas de escritura que demandan también nuevas formas de leer.



La situación del ingreso

El ingreso de las/os estudiantes a una institución universitaria provoca una tensión entre sus propias prácticas de vida y el lenguaje técnico y académico de los textos, los modos de leer, de escribir, de estudiar y de reconocer aspectos de la cultura y la política, dentro y fuera de la institución. Así, se aprecia que en cada instancia educativa existe una alfabetización determinada, singular y con objetivos y demandas propias. Tanto en la escuela secundaria como en el ingreso a la universidad, las/os jóvenes necesitan de esa nueva alfabetización académica que presenta divergencias y dicotomías.

La afiliación a los estudios superiores involucra la entrada a una comunidad discursiva —la académica— en la que, al mismo tiempo, de acuerdo a la carrera que se haya elegido, se debe tener en cuenta la producción de conocimiento científico y el uso del lenguaje particular que esta requiere. Las transformaciones suceden y, en muchos casos, existe una mayor distancia entre los requerimientos de la universidad como institución y las respuestas posibles de los ingresantes. Ante esto, la inclusión educativa y el tema de la deserción y/o permanencia de las/os estudiantes en el primer año de la universidad implica preocupación y «un desafío entre los distintos actores de los diferentes niveles educativos en la actualidad» (Belinche y Viñas, 2015).

En estos tiempos, la diversidad y la heterogeneidad son características comunes en las aulas de las escuelas y/o de la universidad. La academia de hoy recibe nuevos y diversos públicos estudiantiles, pero se trabaja, en muchos casos, pensando en un perfil de estudiante que se condice con representaciones del pasado.

Si se toma en cuenta el marco educativo actual de la Argentina, el abordaje de nuestra historia como nación, resulta trascendental y valioso. El reconocimiento de la circulación de información actualiza una producción de lectura crítica y de comprensión de narrativas que funcionan, esencialmente, como materia prima para entender la comunicación en la actualidad.

La organización de lecturas y escrituras pensadas como una línea de tiempo universal revisa y fortalece el abordaje de textos seleccionados a partir de su contexto horizontal y vertical. El estudio de la información y la lectura de documentos en el aula instituye una forma de transmitir y reconocer las condiciones esenciales del campo laboral, subrayando la importancia crucial de asumir a la palabra escrita como una herramienta indispensable de formación y ejercicio profesional (Belinche, 2015).

En consecuencia, el artículo aborda el proceso de enseñanza en la afiliación académica y retoma las prácticas pedagógicas informativas en la universidad. Dicha experiencia refiere a la materia Narrativas y Lenguajes y se vincula con el reconocimiento de discursos en temáticas de lectura, escritura y estudio del contexto, en un marco, justamente, de ingreso al ámbito académico.

En este sentido, tanto el curso introductorio mencionado como el Taller de Escritura I (en el primer año de la universidad) establecen un punto de unión entre la comprensión académica de la contextualización y las lecturas y/o prácticas/consumos de la cultura juvenil como modo de trabajar la concepción de escritura y recepción informativa. La propuesta de estudio epocal (también de situación de la educación en un ámbito multimodal) y de comprensión sobre la información (como riesgo y también amplificación) integra lenguajes diversos que deben ser estudiados en un entorno académico.



Un concepto en tensión

La información forma parte de un diagrama de influencias e interpelaciones. No es sinónimo de neutralidad o transparencia. Es un acto comunicacional vinculado a intenciones de persuasión y construcción de sentidos, y un fenómeno que articula diferentes mecanismos discursivos. En ese suceso existe un proceso de transacción, un saber en circulación, recepción, interpretación, datos inéditos —quizás renovados— y una reacción derivada.

Ante esto, lo que queda en tensión es el concepto de «realidad» y su situación de «espejo deformante», en términos de Patrick Charaudeau (2003). Como bien sostienen Alejandra Valentino y Claudia Fino (2015), esta instancia «permite concluir en las implicancias —siempre ideológicas— de un estudio del discurso de la información, orientado a concebir el hecho lingüístico, no como instrumento exterior al hombre, sino como lo que funda su actividad psicológica, ideológica y social» (2015: 9).

En la búsqueda de conocimiento, la desinformación se convierte en una paradoja de desconcierto. La facilidad del manejo de las redes sociales y el acceso instantáneo a los datos potencian la manipulación de piezas explicativas y la reinterpretación improcedente de un evento o una apostilla. El mayor acceso a variedad de fuentes informativas y de comunicación no parece redundar en calidad o conocimiento certero. De esta forma, lejos de las concepciones clásicas, la posverdad es «la palabra de moda para explicar las fakenews y las percepciones que sustentan el sufragio popular» (Díaz, 2017). En esa mecánica, de hecho:

Se repiten una y otra vez las falacias de apelación a la emoción (ad misericordiam), de ataque al otro y no a sus argumentos (ad hominem), de apelación a la tradición, la falacia estadística, la ambigüedad, la generalización, la simplificación, entre otras. Asimismo, la posverdad puede verse como un «hueco semántico» que discrimina la verdad revelada de la verdad sentida. (Nigro, 2018)

Lo fundamental es leer y reflexionar sobre lo leído y forjar un espíritu crítico y emancipatorio para resguardarse de los fenómenos de posverdad, noticias falsas y operaciones de infodemia1. Estos casos no constituyen una cuestión apartada, sino pertenecen a un contexto social, económico y cultural sumamente amplio. La noción de alfabetización digital y mediática permite advertir extensiones ideológicas de las corporaciones de comunicación (Grupo Clarín, Grupo La Nación, Grupo Prisa, Televisa, Fox, entre otros).

En este escenario, la circulación de información en las aulas mantiene un compromiso con la educación, la formación y el desarrollo de conocimiento en las/os estudiantes. Las aprehensiones de datos falsos constituyen uno de los problemas más preocupantes por los que atraviesan la sociedad y el sistema educativo, particularmente.

Como señalan Pasha Malek y Kosovsky (2020), la inexistencia de reglas y/o controles ciudadanos de clasificación de lo que se publica en Internet iguala publicaciones científicas (de instituciones académicas u organismos oficiales) con producciones «que carecen de todo chequeo, fuente y certificación de calidad, como por ejemplo Wikipedia, coronapedia y redes sociales. Incluso estos últimos suelen aparecer primeros en los resultados que arrojan los buscadores» (2020: s/p).

En el ámbito académico se advierte una complejidad en el empleo de informaciones que contienen transformaciones de la realidad y variaciones, ya sea por propósito personal o netamente político partidario, a fin de adquirir visitas en espacios web o redes sociales, por cuestiones publicitarias, para generar atención o persuadir a las/os lectoras/es, entre otros aspectos (Muñoz Sanhueza y Montero Sánchez, 2017). La producción de la falsedad cobra relevancia por la sobreinformación actual, y se amplifica por la promoción por redes sociales y buscadores de datos. Su influencia es trascendental porque configuran nociones de verdad y generan creencias o definen opiniones en base al contenido que se encuentra. Del mismo modo, existe una tendencia a manipular situaciones y eventos con diversos fines, para mostrarlos bajo un cariz informativo a través de plataformas digitales y otros circuitos de redes. Esa irresponsabilidad en el manejo comunicativo de los datos incluye una viralización intencionada y una voluntad para sembrar mentiras, rumores, teorías conspirativas, y entornos caóticos que buscan ruido y confusión.

 

Sobre el trabajo en clase

Las/os jóvenes integran un escenario de novedad para los medios de comunicación, pero no son un estrato homogéneo, puesto que pertenecen a distintos núcleos sociales y conviven en contextos dispersos y diferentes. Este factor es trascendental al momento de estudiar los alcances informativos y los grados de interés que manifiestan por los acontecimientos de la actualidad.

Cada estudiante proviene de alfabetizaciones digitales distintivas. Cada grupalidad, sujeto o habitante, tiene intereses (tanto inmediatos como proyectuales) y preferencias que definen su perfil, y plantean una correspondencia entre su manifestación ideológica y la estructura editorial de los medios que reconocen y suelen consumir.

En ese sentido, en la clase constituida por las/os 25 estudiantes, se efectuaron ocho preguntas que fueron expuestas una a una y que fueron respondidas por todas/os las/os estudiantes de modo grupal y luego en una instancia oral, de discusión. Los interrogantes que ocuparon toda la clase del día se orientaron a pensar: 1) ¿Cuál es, para ustedes, la definición de información?; 2) ¿Qué medios utilizan para informarse?; 3) ¿Qué herramientas de búsqueda de internet utilizan?; 4) ¿Cuánto se demoran en la búsqueda?; 5) ¿Cuántas veces chequean la información obtenida?; 6) ¿Se preguntan por la posible desinformación y falsedad de ese contenido?; 7) ¿Desconfían de medios de comunicación particulares?; 8) ¿Pueden identificar si una información es falsa?

Ante la pregunta sobre la definición de información, las/os estudiantes vincularon el concepto con la noción de noticia, acontecimiento, hecho o dato relevante del que se sirve, principalmente, el periodismo en su labor. Al respecto, destacaron la importancia de saber lo que sucede, y de la importancia de «estar enterado/a» de lo que pasa.

En lo que refiere al uso de medios de comunicación, las respuestas oscilaron entre los portales de noticias de internet (Clarín, TN, La Nación, Infobae, El Día de La Plata), las tendencias de Twitter y las noticias breves que aparecen en Facebook y/o Instagram. En menor medida se nombró a la televisión, la radio y podcasts de Spotify. Los mensajes vía Whatsapp fueron descartados. Manifestaron que ingresan mediante links (por fuera de Google y los exploradores), pero que no es el primer apunte que toman.

En cuanto al motor de búsqueda, la herramienta de Google hegemonizó las respuestas y se empleó como la referencia absoluta a la hora de indagar. No obstante, las diferencias comenzaron a surgir a partir de la selección de páginas y el interrogante sobre la profundización en la búsqueda dentro de Google. La jerarquización de la búsqueda, en ese caso, se precisó desde el sentido común y la poca paciencia para mantenerse activos/as en la revisión.

Si bien las/os estudiantes destacaron a Wikipedia como el entorno virtual predilecto para la ampliación de información, también confirmaron que, en caso de otras opciones, reconocen la existencia de sitios falsos, proclives a la desinformación, pero señalaron que no es lo primero que revisan. En esa línea, sostuvieron que les importa más la referencia al contenido que el lugar en donde se encuentra alojado. Al menos, en un primer impulso. En los casos de mayor indagación, destacaron que cobra relevancia el sitio o si es un medio de comunicación reconocido. A partir de ello, insistieron en la desconfianza en ciertos medios de comunicación masiva (Clarín, La Nación, TN), pero remarcaron que el factor de creencia es mucho mayor al lado de otras webs de nombre desconocido.

La voluntad de indagación en este tema también permitió ver una desconfianza mayor en lo que refiere a videos o audios circulantes (sobre todo, por Whatsapp), pero una creencia expansiva en lo que respecta a los textos escritos en la web. Así, la clase permitió colocar en crisis la legitimidad de la palabra escrita a fin de revisar su relevancia en el universo informativo y su función en la dispersión.
En esa trama, la lectura de materiales referidos al tema y el análisis mediático consecuente permitieron realizar un relevamiento de otros discursos y representaciones relacionadas con las dimensiones de los que «tienen la palabra», son referidos, son citados como autores, y actúan según un valor legítimo en el «mercado lingüístico» (Bourdieu, 2002). En esa instancia, pudimos pensar colectivamente sobre el discurso de información, la distribución informativa y las marcas de poder y valor en su propia estructura de circulación.

Este aspecto sobre el «mercado lingüístico» y los «valores de las/os hablantes» que circulan en torno a quién tiene la palabra y de qué modo se lo sitúa en el campo del relato (informativo, noticioso) resultó interesante para advertir los posicionamientos sociales, las condiciones de «status» a la hora de hablar o la legitimidad que contiene en esa trama expresiva. Esa narrativa incluye un resultado de competencias en la situación lingüística y, por tanto, activa un mercado en el que se ubican productos que dependen de precios, demandas, beneficios y sanciones, según la incorporación valorativa que tienen esos discursos: «Nunca aprendemos el lenguaje sin aprender, al mismo tiempo, las condiciones de aceptabilidad de este lenguaje. Es decir, que aprender un lenguaje es aprender al mismo tiempo que este lenguaje será ventajoso en tal o cual situación» (Bourdieu, 2002).

En lo que refiere al chequeo de información, vale decir que no fue mostrado como algo reiterado. Más bien, se certificó que el cotejo de noticias es breve y que se consulta lo instantáneo y lo primero que ofrece la web, siguiendo la línea de Google-Wikipedia-sitio subsiguiente que ofrece el algoritmo. En este sentido, las/os estudiantes dieron cuenta de las posibilidades de la desinformación y de la probabilidad de recibir datos según las propias coordenadas del algoritmo y sus prácticas como usuarios/as (guardadas y re-utilizadas por Google, por ejemplo).

La falsedad, por su parte, fue retomada según los propios indicios de las/os estudiantes, quienes subrayaron que, a la hora de leer o compartir, suelen mirar el armado de imágenes que contiene la publicación o la cantidad de publicidad que contiene. Esto, según la puesta en común en el aula, refiere a una posibilidad de ser un sitio con alta probabilidad engañosa. No obstante, en lo que respecta a los medios de comunicación consolidados, la atención y la perspicacia disminuye y reconocieron estar más desprovistos de alarmas.


Consideraciones finales

La clase de abordaje sobre comunicación política y géneros informativos concernientes a datos circulantes en los medios de comunicación (tradicionales y de redes sociales), garantizó la posibilidad de conversar y poner en común cuestiones cotidianas en los consumos mediáticos de las/os estudiantes. Si bien nunca se perdió la referencia del estudio exploratorio y de recolección de datos, provenientes de un universo compacto (25 estudiantes), el aprendizaje áulico permitió verificar la problemática presente en la recepción de información y los modos de comprenderla en el entorno virtual.
Al respecto, en el diálogo se remarcaron aspectos para tener en cuenta que surgieron a partir de las lecturas de los apuntes de cátedra y las experiencias de las/os propios/as estudiantes:

  • La información nunca es neutral ni tampoco está construida por sujetos objetivos. Existen los hechos y las perspectivas de esos hechos.
  • En la trama de noticias (gráficas, vía video y audio) existen falsedades y datos hiperbólicos que profundizan la desinformación.
  • La búsqueda en Internet no suele ser pormenorizada ni tampoco se efectúa a partir de chequeos reiterados.
  • La proliferación de nuestros datos en la red persigue una trastienda de intereses y construcción de perfiles que condiciona la recepción de información y la reorienta según las prácticas de búsqueda, contacto y experiencia virtual.
  • La desconfianza es mayor cuando la información proviene de «sitios confusos».
  • La legitimidad de los medios de comunicación instalados en el campo social, reconocidos por las comunidades y de larga data en el universo de la comunicación es la mayor potencia de sentido con la que cuentan.

En efecto, la práctica didáctica sobre el concepto de información, la probabilidad de exploraciones de contenido y el contacto con la relevancia de los datos nos permite pensar en la actualidad del acceso y revalorizar la importancia de los hechos, la referencia probada y la formación de valores éticos en la producción, difusión y uso de los datos. Asimismo, refuerza las nociones de libertad de elección y revisión que tienen las/os estudiantes al momento de tomar contacto con datos que son expuestos de un modo indudable y con apariencia de autenticidad.

Por tanto, las/os estudiantes reflexionaron y dieron cuenta que son usuarios/as que deben reconocer la pluralidad, la diversidad y la mirada incluyente a fin de explorar diferentes fuentes, respetando la revisión y la relectura atinada. La información en internet debe ser considerada con cuidado, cotejada con distintas fuentes, a sabiendas de que existe una práctica que nos identifica como usuarias/os. La navegación, en consecuencia, puede ser aún más profundizada desde el área académica si nos pensamos como figuras clave de la recepción, producción y distribución del conocimiento y los acontecimientos compartidos.



Notas
1. La «infodemia» es la difusión intempestiva de rumores, trascendidos y datos pocos fiables sobre una enfermedad o su posible curación. La peligrosidad no sólo se advierte por su uso de información precaria, sino también por la propagación en teléfonos celulares, plataformas digitales, redes sociales, páginas de internet y otras tecnologías tradicionales de comunicación.

 

 

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Datos del autor
Cristian Secul Giusti

Doctor en Comunicación. Licenciado en Comunicación Social y Posdoctor por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Docente de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social (FPYCS-UNLP). Investigador del Centro de Investigación en Lectura y Escritura (CILE) en FPYCS-UNLP. Docente titular de la asignatura Estudios sobre Política y Sociedad II en la Tecnicatura de Comunicación Pública y Política de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social (UNLP). Jefe de trabajos prácticos del Taller de Comprensión y Producción de Textos I, actualmente denominado Taller de Lectura y Escritura I (2015-hasta la fecha). Docente en el Seminario Gestión de la Comunicación Digital de la Especialización en Edición (2018-hasta la fecha), y del Seminario de Discurso, Análisis y Prácticas Socioculturales del Doctorado en Comunicación. Docente en Narrativas y Lenguajes (Curso introductorio, 2018-hasta la fecha). Participó como docente en la asignatura Lingüística y Métodos de Análisis Lingüísticos, de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social (2010- 2015).
En el marco del Ministerio de Educación, participó como tutor docente en el Seminario Discurso, Lenguaje, Sociedad, orientado a las/os estudiantes de profesorado, y también en el Módulo Discurso y Sociedad, del postítulo Escritura y Literatura, destinado a las/os docentes de las escuelas secundarias del país, organizado por el Instituto Nacional de Formación Docente (INFD).



Fecha de recepción: 27/4/2020
Fecha de aceptación: 5/6/2020