Volumen 33
Número 66

Abril - Mayo 2022
ISSN: 1851-1716

Investigación

Concepciones sobre el profesionalismo de estudiantes de primer año de medicina veterinaria

First-Year Veterinary Students’ Conceptions On Professionalism

Concepções de estudantes de primeiro ano de medicina veterinária sobre o profissionalismo

Antonio Felipe
Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Argentina

Concepciones sobre el profesionalismo de estudiantes de primer año de medicina veterinaria

Ciencia, Docencia y Tecnología, vol. 33, núm. 66, 2022

Universidad Nacional de Entre Ríos

Recepción: 22 Junio 2021

Aprobación: 29 Julio 2022

Resumen: La curricularización del profesionalismo y la construcción de profesionalidad en medicina veterinaria son ejes de los nuevos diseños curriculares a nivel internacional. El objetivo de este trabajo fue realizar un análisis exploratorio de las concepciones de estudiantes de primer año sobre el profesionalismo, las características de un buen profesional y las capacidades más importantes que debe tener el mismo para desempeñarse en el mundo laboral. Se administró un cuestionario de respuesta abierta a 90 estudiantes de la Facultad de Ciencias Veterinarias, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Las concepciones identificadas presentaron la mayoría de los componentes o atributos de la profesionalidad reconocidos en diferentes modelos teóricos. Los resultados indicarían la presencia de una base cognitiva importante que permitiría incluir de manera explícita el trabajo con capacidades, habilidades y valores profesionales en los planes de estudio desde el momento mismo del ingreso.

Palabras clave: concepciones, currículum, estudiantes, profesionalismo veterinario.

Abstract: The curricularization and construction of professionalism in veterinary medicine programs are the main lines in new curricula designs worldwide. The aim of this study was to conduct an exploratory analysis about the conceptions of first-year students on professionalism, good professional characteristics, and main skills to have in order to perform in the workplace. An open-ended questionnaire was implemented on 90 students of the Veterinary Sciences Faculty, National University of the Center of the Buenos Aires Province. The conceptions specified by the students presented most of the components and attributes of professionalism acknowledged in theoretical models. Results might point to a significant cognitive base, which might allow to explicitly incorporate the work with professional skills, abilities, and values in teaching programs since the beginning of undergraduate courses.

Keywords: conceptions, curricula, students, veterinary professionalism.

Resumo: A curricularização do profissionalismo e a construção de profissionalidade em medicina veterinária são eixos dos novos desenhos curriculares a nível internacional. O objetivo deste trabalho foi realizar uma análise exploratória das concepções de estudantes de primeiro ano sobre o profissionalismo, as características de um bom profissional e as habilidades mais importantes que ele deve ter para atuar no mundo do trabalho. Foi aplicado um questionário de resposta aberta a 90 estudantes da Faculdade de Ciências Veterinárias da Universidade Nacional do Centro da Província de Buenos Aires. As concepções identificadas apresentaram a maior parte dos componentes ou atributos da profissionalidade reconhecidos em diferentes modelos teóricos. Os resultados indicariam a presença de uma importante base cognitiva que permitiria incluir explicitamente na grade curricular o trabalho com competências, habilidades e valores profissionais desde o inicio do curso.

Palavras-chave: concepções, currículo, estudantes, profissionalismo veterinário.

Introducción

En el campo de la medicina humana, los debates en torno a la profesionalidad y el profesionalismo han involucrado a científicos sociales y educadores, procurando construir definiciones de profesionalismo médico y establecer criterios y estrategias para enseñar y evaluar sus características y valores dentro de los planes de estudio (Mossop, 2012; Pun, 2020). Abordar la curricularización del profesionalismo es poner en debate las prácticas educativas para orientarlas hacia la construcción de la identidad profesional. Considerando la polisemia del término identidad, se asume que existen condiciones en tiempo y espacio que la modifican mediante el establecimiento de relaciones dialécticas surgidas en los grupos, la sociedad y las instituciones (Gewerc, 2001; Lera et al., 2015). Una de las razones para analizar la identidad es la de reconocer a las personas desde el papel que desempeñan, la denominada identidad profesional (Gama Melecio et al., 2018). Esa identidad profesional se configura en y con las prácticas laborales y su contexto sociocultural, pero inicia su construcción en la etapa de los estudios superiores (Balduzzi y Egle, 2010). Cabe señalar que:

Durante su formación, los estudiantes reciben, por distintos medios, informaciones y modelos de desempeño, así como experiencias de distinta índole que los proveen de herramientas para la construcción de su identidad profesional, la cual se irá modificando o afianzando en su trayectoria de profesionalización. (Balduzzi y Egle, 2010: 68)

Es deseable que la educación en medicina veterinaria asuma el desarrollo de un proceso intencional de construcción de identidad profesional, trabajando en torno al razonamiento que esta implica, abordando sus aspectos vinculares, la toma de decisiones, el trabajo en equipo, el pensamiento complejo y las competencias comunicativas (Armitage-Chan, 2020). Estas y otras capacidades y habilidades profesionales, por su naturaleza compleja, demandan tiempo de estudio, experiencias vivenciales y reflexión crítica. Por esta razón, deberían integrarse al currículum desde las etapas iniciales de la carrera de medicina veterinaria (Mossop, 2012; Armitage-Chan y May, 2018). En este sentido, al igual que como debería acontecer con otros contenidos curriculares, conocer las ideas previas o concepciones de los estudiantes es un elemento de importancia. Esta información contribuye a seleccionar actividades orientadas al logro de una participación activa de los estudiantes para la adquisición de rasgos del profesionalismo. Las concepciones de los estudiantes pueden o no concordar con los nuevos conocimientos que se enseñan e inciden en la manera en que ellos construyen nuevos conocimientos (Mahmud y Gutiérrez, 2010). En síntesis, para lograr aprendizajes perdurables cabe recordar lo señalado por Ausubel et al. (1983): «Si tuviera que reducir toda la psicología educativa a un solo principio enunciaría este: El factor más importante que influye en el aprendizaje es lo que el alumno ya sabe. Averígüese esto y enséñese consecuentemente». Cañedo y Figueroa (2013) destacan que un proyecto educativo en educación superior debe lograr

que los contenidos curriculares de cada profesión faciliten a los estudiantes una preparación profesional que aporte a su formación como personas íntegras, capaces de enfrentar, resolver o buscar solución a situaciones diversas que la sociedad les demande (Cañedo y Figueroa, 2013: 3).

El objetivo de este trabajo fue indagar las concepciones sobre profesionalismo veterinario de los estudiantes del primer año de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (fcv-uncpba).

Metodología

Se realizó un análisis exploratorio mediante la administración de un cuestionario de tres preguntas de respuesta abierta: «¿Qué significa para vos el término profesionalismo veterinario?», «¿Cuáles son, a tu criterio, las características de un/a buen/a profesional veterinario/a?» y «¿Cuáles son, a tu criterio, las capacidades más importantes que debe tener para desempeñarse en el mundo laboral?». El instrumento fue sometido a pruebas de validez de apariencia para determinar su aplicabilidad y aceptabilidad desde el punto de vista de los encuestados y validez de contenido (Molina Díaz et al., 2016). Para ello se emplearon dos estrategias: un grupo de tres expertos docentes-investigadores con el método de agregados individuales y otro de estudiantes (n: 15) seleccionados al azar entre la población a ser indagada (Lamprea y Gómez, 2007). Los expertos evaluaron la relevancia, suficiencia, claridad, coherencia y pertinencia de las preguntas con respecto a las ideas previas a determinar y el objetivo de la investigación (Galicia Alarcón et al., 2017; Martínez Clares y González Lorente, 2018). Con el grupo de estudiantes se realizó la prueba piloto para verificar que los interrogantes resultaran de fácil compresión y determinar así la validez interna (Martínez Ramírez, 2019).

El cuestionario fue autoadministrado a 90 estudiantes del primer año que cursaban el segundo cuatrimestre de la carrera de medicina veterinaria de la fcv-uncpba, con edades comprendidas entre los 17 y 19 años. El número de estudiantes fue determinado por muestreo aleatorio simple, representando el 45 % de la población total. Los estudiantes aceptaron participar en la investigación de manera voluntaria. El tiempo medio de la aplicación fue de veinte minutos.

El análisis de las respuestas se realizó con un enfoque cualitativo, a efectos de respetar las perspectivas de los estudiantes. En este caso se aplicó el método comparativo constante (Strauss y Corbin, 1998), identificando por codificación inductiva categorías y efectuando su comparación. Se concretaron tres lecturas de las respuestas de los estudiantes hasta lograr que los temas emergentes se reunieran en unidades de significado (ideas similares) y se agruparon en categorías de análisis. Este proceso de lectura y categorización implicó la triangulación de los investigadores. En el caso de las preguntas sobre las características y las capacidades más importantes de un/a profesional, además del análisis cualitativo se efectuó un procesamiento estadístico básico a través del cálculo de frecuencias y porcentajes.

Resultados

1. El significado del término profesionalismo veterinario para los estudiantes

Del total de estudiantes que recibieron el cuestionario, la pregunta sobre el significado del término profesionalismo veterinario fue respondida por el 86,6 % (n: 78). A partir del análisis se determinaron seis categorías, para algunas de las cuales se construyeron subcategorías. Cada categoría y subcategoría se presentan a continuación con ejemplos de narrativas. Entre paréntesis se indica el número de narrativas abarcadas por cada una y su porcentaje con respecto al total.

Categoría 1: El profesionalismo como rasgo individual

Esta categoría reunió narrativas donde se enunciaron condiciones o rasgos que caracterizan a la persona que desempeña un trabajo (n: 35; 44,9 %).

a. Subcategoría «profesionalismo centrado en el espacio laboral» (n: 22; 28,2 %). Los estudiantes, en esta subcategoría, asociaron el término profesionalismo como un atributo específico del desempeño en el trabajo. Este tipo de concepciones se vieron representadas por enunciados asociados al valor instrumental del trabajo, como medio de supervivencia y necesidad concreta de acceso a los recursos para vivir.

• El profesionalismo es de aquella persona que realiza un trabajo con pericia, seriedad, aplicación y eficacia.

• Es la característica de una persona que desempeña una actividad como profesión para ganarse la vida, en este caso, un veterinario.

b. Subcategoría «profesionalismo centrado en el interés personal» (n: 13; 16,67 %). En estos casos, el profesionalismo estuvo asociado a la vocación de una persona, entendida como su inclinación o interés por algo. Los estudiantes asociaron el profesionalismo con el logro de un ideal personal mediante el ejercicio de la profesión. Se presentaron referencias al desarrollo de un trabajo que resulta estimulante y motivador, asociado con los gustos personales. En este sentido, la vocación de cada sujeto se relacionó con su personalidad, sus sentimientos, intereses y habilidades, que regulan su comportamiento en el entorno de trabajo. Así, el profesionalismo se asocia a la manera en que se responde a la vocación como llamado interno en íntima relación con la forma de ser de cada persona, es decir, su identidad y deseos. Se lo asoció a la sensación de realización, el cumplimiento de metas personales, la pasión y el sentido de la vida.

• El profesionalismo veterinario es una meta individual, cuyo resultado va a variar respecto al esfuerzo propio.

• Profesionalismo es la dedicación a algo que resulta apasionante para uno.

Categoría 2: El profesionalismo centrado en valores asociados al trabajo (n: 15; 19,23 %)

Esta categoría abarcó las narrativas donde al menos se mencionara un valor o atributo del profesionalismo coligado al ámbito laboral, ya sea como requisito de adecuación al espacio o de interacción con otros.

a. Subcategoría «adaptación al ámbito laboral» (n: 9; 11,39 %). Las respuestas de los estudiantes asocian el profesionalismo con la adaptabilidad de las personas a un medio o situación. En este sentido, refieren a la adaptabilidad laboral más allá de la idoneidad y las pericias laborales, refiriéndola como una adecuación a un puesto, un espacio, a una tarea o a un ambiente de trabajo. Asumen la necesidad de una predisposición de la persona para acomodarse a un contexto organizacional. En las expresiones de los estudiantes se observó que esa inserción laboral es activa, por cuanto implica que la persona se integre asumiendo actitudes de responsabilidad, respeto y compromiso con su trabajo. Se infiere que estas nociones se relacionan con el hacerse cargo de las decisiones, construir un mejor autoconcepto, responsabilizarse por sí mismo y con los demás.

• Es el compromiso con el lugar de trabajo en el que te desempeñás, con valores éticos.

• Significa cumplir con las obligaciones diarias, respetar el lugar de trabajo, respeto hacia sus pares y pacientes.

b. Subcategoría «interacción con los colegas» (n: 6; 7,69 %). En esta subcategoría se incluyeron respuestas con referencia a atributos del trabajo en equipo, actitudes colaborativas y de resolución de conflictos. El profesionalismo puede interpretarse así, como en la subcategoría anterior, como una expresión de la voluntad y esfuerzo de los sujetos por construir un ambiente laboral agradable, asumiendo un papel activo en esta tarea.

• Mantener un respeto hacia el otro y una buena ética de trabajo con el paciente y el dueño responsable, incluido con los colegas.

• Es ejercer tu profesión con seriedad y respeto hacia vos mismo o tus compañeros de trabajo, sin importar las disputas que haya.

Categoría 3: Características del profesionalismo como una conjunción de valores y principios (n: 12; 15,38 %)

Se agruparon en esta categoría las narrativas donde diversos atributos del profesionalismo se presentaban en conjunto para conceptualizar el término. Los estudiantes redactaron atributos valorativos de la conducta profesional. En este sentido, reunieron componentes de un perfil profesional para el desempeño eficaz de un/a veterinario/a que le concedería la idoneidad para realizar su trabajo. La asociación de rasgos y la noción de integridad aparecieron en relación con el papel social del profesional, aunando actitudes, intereses, valores y posibilidades. Los enunciados, en general, refieren al sentido de ser profesional, sus motivos, orientados por una escala de valores para la toma de decisiones, y en relación con la responsabilidad social de los/as veterinarios/as. En los enunciados aparecieron la responsabilidad ciudadana y el compromiso social como valores asociados al desempeño profesional y, de esa manera, se los vinculó con las competencias de los/as profesionales.

• Profesionalismo significa mantener el respeto, compromiso, responsabilidad durante toda la carrera y nuestra vida ya que a pesar de dejar de ejercer la profesión, para el sistema, seguiremos siendo médicos veterinarios. Como tales, debemos procurar el bienestar tanto animal como humano, respetando a todas las especies, y difundir nuestros conocimientos para el bien común.

• El profesionalismo se refiere a una integridad, cuando hablamos de profesionalismo es una persona íntegramente capacitada para llevar a cabo la resolución de problemáticas que puedan presentarse, utilizando la moral, valores personales, manejo de intereses, ética y conocimientos adquiridos durante toda una vida de formación.

Categoría 4: Características del profesional y la finalidad de su interacción comunicativa con otros (n: 7; 8,97 %)

En esta categoría se abarcaron expresiones relacionadas con la capacidad comunicativa y su finalidad, distinguiendo narrativas donde se la orientaba a la educación o a la construcción de vínculos positivos. En ambos casos, los estudiantes asumieron la práctica profesional como una práctica social.

a. Subcategoría «quienes emplean la comunicación para transmitir conocimientos» (n: 4; 5,12 %). Aparece la noción de una comunicación educativa, un rol de docencia en el ámbito laboral hacia las comunidades donde el profesional se desempeñe. Los estudiantes asumen, en sus afirmaciones, la responsabilidad de los/as profesionales con su entorno social. La comunicación a que refieren contiene, además, un componente afectivo y empático.

• El profesionalismo veterinario es actuar con responsabilidad y hacer uso consciente de los conocimientos adquiridos, augurando el bien ajeno y el propio. También ser capaz de transmitir y enseñar esos conocimientos a quien los requiera, de manera clara y honesta.

• El profesionalismo te da, a lo largo de tu vida, el ser honesto y competente. Aprender a comunicarte con otros, sin importar quiénes, de forma adecuada, poder explicarles y enseñarles. Además de la ética.

b. Subcategoría «quienes emplean una comunicación de tipo asertivo» (n: 3; 3,85 %). En estas afirmaciones, además de inferirse la empatía y el respeto en la interacción con otros, aparece el ser asertivo como componente fundamental de la capacidad de comunicación. La asertividad es entendida como la posibilidad de expresarse de manera eficaz, respetando otras posiciones. En sus aseveraciones los estudiantes asumen pautas de una comunicación asertiva basada en lo que el profesional sabe aunado a su responsabilidad y su capacidad para interactuar con otros.

• El profesionalismo es la capacidad que tiene una persona para aplicar los conocimientos adquiridos, sabiendo actuar y dirigirse hacia otros de una manera correcta, de acuerdo a la educación recibida, sin provocar discusiones.

• El término profesionalismo significa ser una persona capaz de resolver conflictos que se presenten teniendo los conocimientos requeridos y pudiendo actuar frente a dificultades, dialogando con todos, más con tus colegas de profesión.

Categoría 5: Características del profesional y su interacción con otros basada en valores (n: 4, 5,12 %)

En esta categoría, las narrativas hacían referencia a la interacción con otros sustentada en atributos valorativos. Predominó la actitud empática como una prioridad, la referencia a los valores y el autocontrol personal. Los estudiantes reconocieron la importancia del contexto y la construcción de ambientes laborales positivos, al otorgar relevancia al interés común. La noción de profesionalidad se presentó asociada con el crecimiento personal no solo en lo disciplinar y técnico, sino en las capacidades y habilidades interactivas, entendidas como competencias dotadas de un saber, saber hacer y saber ser para sí mismos y los demás.

• Ser profesional significa crecer, entender, formarse más allá de los conocimientos teóricos que adquirimos en la universidad, significa tener valores y poner intereses comunes por sobre los propios.

• Para ser profesional, tener profesionalismo es actuar siempre en pos de mejorar el trabajo que uno hace, teniendo suma importancia los valores y la educación y saber separar lo profesional de lo personal.

Categoría 6: Características del profesional basada en valores y el aprendizaje permanente (n: 4; 5,12 %)

Esta categoría se definió cuando, además de la presencia de valores, en las concepciones se hacía referencia a la necesidad de educación continua como rasgo del/la profesional. Aparece la actualización permanente como un deber no solo para sí mismo sino como parte de su responsabilidad hacia los demás.

• El profesionalismo es un conjunto de acciones por parte del profesional, donde demuestra empatía, humildad, respeto, predisposición y buena actitud a la hora de aprender y perfeccionarse continuamente, mantenerse siempre actualizado para mejorar en su trabajo y beneficiar al ámbito que lo rodea.

• Es la responsabilidad que tiene con su profesión, buscando mejorar y actualizarse todo el tiempo para buscar siempre los mejores resultados posibles de acuerdo con los recursos con los que se cuenta.

2. Las características de un/a buen/a profesional veterinario/a para los estudiantes

El 51 % (n: 46) de los estudiantes respondieron sobre las características de un/a buen/a profesional veterinario/a haciendo referencia a valores. Los atributos enunciados por los estudiantes se relacionan tanto con las relaciones interpersonales como con cualidades deseables de cada sujeto (dedicación, empatía, honestidad, compromiso, como ejemplos) y también se pueden entender como manifestaciones de la responsabilidad profesional. La responsabilidad, el respeto y la empatía fueron los más mencionados. En la Figura 1 se representa la frecuencia absoluta para todos los valores enunciados y en la Figura 2 sus frecuencias relativas.


Figura 1. Frecuencias absolutas para las características de un/a buen/a profesional veterinario/a enunciadas por estudiantes


Figura 2. Gráfico radial de frecuencias relativas para las características de un/a buen/a profesional veterinario/a enunciadas por estudiantes

3. Las capacidades que los estudiantes consideran como más importantes de un/a profesional veterinario/a para desempeñarse en el mundo laboral

El 70 % (n: 63) de los estudiantes respondieron sobre las capacidades más importantes que debería poseer un/a buen/a profesional veterinario/a. Los atributos enunciados por los estudiantes estuvieron relacionados con demandas del «deber ser» para con la sociedad y en la relación del/a profesional con sus pacientes y clientes. Todos guardan relación con el/la veterinario/a como persona que desempeña una función contextualizada en relación con otros y no como un profesional en abstracto. Hay una construcción del ser profesional y su práctica enmarcada en la responsabilidad de generar vínculos positivos, predominando, además de los conocimientos específicos, la importancia de las relaciones personales. La capacidad para aplicar conocimientos aprendidos durante sus estudios universitarios y la de saber relacionarse con otros, sean clientes o propietarios y colegas, fueron las más citadas. En la Figura 3 se representa la frecuencia absoluta y en la Figura 4 sus frecuencias relativas.


Figura 3. Frecuencias absolutas de las capacidades para el desempeño laboral de un/a buen/a profesional veterinario/a enunciadas por estudiantes


Figura 4. Gráfico radial de frecuencias relativas de las capacidades para el desempeño laboral de un/a buen/a profesional veterinario/a enunciadas por estudiantes

Observación complementaria

El 51 % (n: 46) de los estudiantes incluyeron en sus narrativas referencias a principios éticos y morales, por ejemplo:

Profesionalismo es la capacidad de afrontar situaciones laborales y/o personales con ética y empatía, y en base a todo lo adquirido en el ámbito universitario, teniendo en cuenta que es nuestra profesión, no solo tratamos con el paciente, sino también con su propietario.

En este tipo de enunciados, como en otros donde asociaron las acciones profesionales con atributos positivos, se destacó la significación que otorgaron a la expresión de los valores en la vida profesional, social y personal, evidenciando sus anhelos de tenerlos presentes en la regulación de su conducta.

Análisis global de los resultados

En el análisis general de los resultados se determinó que los jóvenes encuestados relacionaron el profesionalismo con aspectos asociados al desarrollo moral de la personalidad de cada sujeto, refiriéndose a los valores como reguladores de la conducta profesional, como rasgos que contribuyen a concretar una búsqueda consciente de ideales en el ámbito de trabajo y en la elaboración de su proyección futura. Cabe destacar que los valores profesionales siempre estuvieron enunciados de manera contextualizada y orientados hacia la profesión, conformando atributos de la personalidad del/a profesional y se formularon con significaciones sociales en permanente vinculación con el trabajo de los/as profesionales y sus modos de actuación. De esta manera, la responsabilidad ciudadana y el compromiso social se enunciaron como valores asociados al desempeño profesional.

La noción general de profesionalismo que se infiere de las respuestas de los/as estudiantes tiende a construir una imagen del/la profesional como poseedor de un sistema de valores que buscan garantizar las formas de conducta a las que se aspira, basadas en la calidad, la eficiencia y una comprometida respuesta a lo que puede asumirse como el encargo social de la formación. Es así que la noción de profesionalidad que construyen en sus enunciados los estudiantes se enmarca en el concepto de competencias, por cuanto están vinculados con el desarrollo personal, la capacidad de comunicación, la capacidad de resolución de conflictos laborales y de trabajo en equipo. En cada uno de estos aspectos, además del saber y saber hacer («aplicar conocimientos»), los estudiantes destacan valores como la responsabilidad, el respeto, el sentido del deber, el altruismo, la honestidad, la empatía, entre otros, como componentes esenciales del desempeño profesional.

Las características y capacidades de un/a buen/a profesional referidas por los estudiantes representaron idealizaciones que tributaron a la competencia del profesionalismo asociándolas en sus enunciados con el quehacer cotidiano de los/as veterinarios/as y destacando aspectos que deberían regular su comportamiento o conducta relacionada con los valores. Se pueden inferir así ciertos estereotipos conductuales que los estudiantes de primer año consideran no solo como aceptables, sino pertinentes y deseables, para sí mismos, para los/as profesionales veterinarios/as y en la convivencia con otros (colegas, pacientes o grupos sociales). Los valores integran la percepción cognitiva (o conceptual) de la profesionalidad que los estudiantes elaboran.

El saber relacionarse y la responsabilidad, como dos elementos destacados, aunados al respeto, la empatía y el compromiso (consigo mismos y con la sociedad), tributaron a la construcción de vínculos positivos. La presencia de estos elementos en los enunciados de los estudiantes indica su apreciación como componentes de su futura vida profesional.

Discusión

En este trabajo se realizó un análisis exploratorio de las concepciones de estudiantes de primer año de medicina veterinaria sobre la profesionalidad veterinaria, las características de un buen profesional y las capacidades más importantes que debe tener el mismo para desempeñarse en el mundo laboral. El conocimiento de las concepciones de los estudiantes resulta importante en todo proceso de construcción de saberes en tanto se considere que los nuevos aprendizajes se sustentan en una estructura cognitiva preexistente. En la actualidad se insiste en superar la versión reduccionista del aprendizaje como adquisición de información librada a la capacidad de cada estudiante y orientar las prácticas de enseñanza a la construcción de conocimientos con un enfoque centrado en la formación integral de los mismos (Faierman et al., 2019; Zavaro Pérez, 2020). Estos cambios en la concepción de la educación universitaria ameritan debatirse en las ciencias veterinarias, así como se discuten en el ámbito de la medicina humana. En este campo, las investigaciones y la discusión en torno a las concepciones del profesionalismo médico de estudiantes y graduados ha producido un amplio acervo bibliográfico (la búsqueda en español e inglés de los términos profesionalismo médico + percepciones + estudiantes arroja unos 96.000 resultados en Google y 39.546 en PubMed). En medicina veterinaria, la concepción del profesionalismo es un territorio conceptual poco explorado. Por tal motivo, la discusión de los resultados de este trabajo considera tanto los hallazgos en el campo de la educación veterinaria como los atributos del profesionalismo médico asumiendo su semejanza con el profesionalismo veterinario (Ünsal et al., 2016; van Herten y Meijboom, 2019; Wilkes et al., 2019).

Las concepciones de los estudiantes analizadas en este trabajo presentaron la mayoría de los componentes de la profesionalidad reconocidos en diferentes modelos teóricos desarrollados a partir de estudios realizados en medicina veterinaria (Mossop, 2012; Mossop y Cobb, 2013; Armitage et al., 2016; Ünsal et al., 2016; Armitage-Chan y May, 2019). Una de las primeras definiciones normativas de profesionalismo veterinario fue elaborada por Mossop (2012) a partir del trabajo con estudiantes, docentes, profesionales y empleadores. El componente central surgido de sus estudios fue el atributo del equilibrio. Quienes se desempeñan en el ámbito de la medicina veterinaria se enfrentan, de manera continua, con la gestión de requisitos y expectativas de sus clientes, los animales bajo su cuidado, la sociedad y la práctica que les proporciona empleo. Los atributos que permiten al profesional adquirir y desarrollar la capacidad para equilibrar esas demandas y por tanto demostrar profesionalidad son: eficiencia, competencia técnica, honestidad, altruismo, capacidad de comunicación, valores personales, autonomía, toma de decisiones, modales, empatía, confianza y reconocimiento de limitaciones. Estos atributos se asocian con cuatro habilidades profesionales básicas: la de comunicación, el razonamiento ético, la práctica reflexiva y las habilidades de aprendizaje. Armitage et al. (2016) destacan que debe incluirse como componente de la profesionalidad veterinaria la disponibilidad de estrategias para aceptar la falibilidad y para establecer expectativas razonables del comportamiento profesional y su capacidad clínica. Así, el modelo de identidad profesional veterinaria incluiría el yo (moral y valores personales), el desarrollo social (aprender del entorno laboral) y los comportamientos profesionales (Armitage-Chan y May, 2019).

Los tres rasgos de un/a buen/a profesional veterinario/a mencionados con mayor frecuencia por los estudiantes indagados en este trabajo fueron la responsabilidad, el respeto y la empatía. La responsabilidad apareció en primer término, refiriéndola a su carrera, su desempeño como profesionales y su accionar para con la sociedad. Este rasgo también ha sido destacado como propio de la profesionalidad por estudiantes de medicina, tanto ingresantes (O’Flynn et al., 2014) como en distintos momentos de su carrera (Fasce et al., 2009; Badyal et al., 2016; Minicuci et al., 2020; Al Gahtani et al., 2021).

El rasgo de respeto, señalado por los estudiantes como importante tanto hacia sus pares y clientes como hacia sus pacientes, es una constante en diferentes trabajos con estudiantes de medicina humana, siendo una de las características mejor valoradas (Byszewski et al., 2012; Abdalla et al. 2020) o ubicada entre los primeros términos (O’Flynn et al., 2014; Minicuci et al., 2020; Al Gahtani et al., 2021). La mención del respeto por sí mismo presentó en este estudio una baja frecuencia a diferencia de lo determinado por Das et al. (2020) en medicina humana, donde ese rasgo alcanza valores elevados (superiores al 60 %). Este es un aspecto a considerar dentro de la formación veterinaria, por cuanto el trabajo de los profesionales se encuentra sujeto a un alto riesgo de experimentar estrés ocupacional en entornos laborales psicológicamente exigentes (Lloyd y Campion, 2017).

La empatía fue el tercer rasgo de profesionalidad más valorado por los estudiantes de primer año. En términos generales, la empatía es considerada de manera especial dada su estrecha asociación con otros atributos de la personalidad que se vinculan a distintas categorías de comportamiento profesional (Fasce et al., 2009; O’Tuathaigh et al., 2019). Al referirse a la profesionalidad médica, diversas investigaciones señalan que en la escala de actitudes hacia el profesionalismo, la empatía se considera un atributo esencial del médico y se define mejor como un constructo multidimensional, que involucra un aspecto cognitivo (la capacidad de comprender y reflejar la perspectiva de otra persona), uno afectivo (la capacidad de percibir subjetivamente las experiencias internas y sentimientos naturales de otra persona) y uno conductual (la capacidad de comunicar de manera competente que uno comprende estos sentimientos y perspectivas) (Stansfield et al., 2016; Sulzer et al., 2016; Ferreira-Valente et al., 2017; O’Tuathaigh et al., 2019). A los fines de este estudio, es importante destacar la asociación de la empatía con otros rasgos de la personalidad y distintas categorías de comportamiento profesional. O’Tuathaigh et al. (2019) determinaron en sus estudios que la promoción intencional, mediante experiencias educativas, del desarrollo de la empatía ha mostrado resultados positivos en cuanto al logro de una mayor responsabilidad social, mejores interacciones en el trabajo en equipo, mayor afabilidad y apertura a nuevas experiencias formativas.

Al referirse a las capacidades más importantes que debería poseer un/a buen/a profesional veterinario/a, los estudiantes de primer año mencionaron en primer término la capacidad para aplicar conocimientos aprendidos durante sus estudios universitarios junto con la de saber relacionarse con otros (clientes y colegas). La capacidad para aplicar los conocimientos aprendidos como una de las más importantes señaladas por los estudiantes coincide con lo observado en sus trabajos por Jahan et al. (2016) y Das et al. (2020). Los autores señalan como una actitud profesional la actualización de los conocimientos, la reflexión sobre los mismos y sobre la práctica. En cuanto al saber relacionarse con otros, es un atributo que, como se mencionó, está asociado con la empatía. Cake et al. (2016) lo designan como una competencia respaldada por múltiples fuentes de evidencia empírica y lo denominan como el cuidado centrado en las relaciones. La interacción con otros ha sido un atributo destacado en otras investigaciones, principalmente en referencia a la capacidad para el trabajo en equipo (Ali et al., 2020; Das et al., 2020).

En este estudio, la capacidad comunicativa del profesional veterinario fue señalada por un bajo porcentaje de los estudiantes. Esta es una información importante para considerar al momento de plantearse actividades de profesionalización, ya que la adquisición y el desarrollo de habilidades comunicativas son asumidas como componentes prioritarios de la formación profesional de grado. Cake et al. (2016) concretaron un relevamiento sistemático de bases de datos electrónicas sobre las percepciones de rasgos profesionales en medicina veterinaria de estudiantes, graduados y empleadores. Concluyeron que las habilidades de comunicación fueron la única competencia bien respaldada por todas las poblaciones. Resultados similares fueron obtenidos por Jahan et al. (2016) y Gaida et al. (2018 y 2021), donde los estudiantes de diferentes años de la carrera de veterinaria destacaban la importancia de la adquisición de habilidades comunicativas como el aspecto más importante del profesionalismo.

Más de la mitad de los estudiantes indagados en este trabajo incluyeron en sus narrativas referencias a principios éticos y morales. En el ámbito de la medicina humana, la ética suele considerarse como la principal característica del profesionalismo médico (Alonso Cárcamo y Vásquez Encinas, 2015), y es considerada la base de sustentación de la confianza entre los médicos y sus pacientes (Adkoli et al., 2011; Byszewski et al., 2012; Das et al., 2020), así como de los comportamientos éticos frente a los dilemas de la profesión (Badyal et al., 2016). Una elevada valoración de la ética se observa también entre veterinarios al ser consultados sobre los principios del comportamiento profesional (Calderón-Amor et al., 2017; Torres et al., 2019). Ünsal et al. (2016) observaron que, en la conceptualización de profesionalismo por parte de veterinarios en ejercicio, se da prioridad a los valores éticos-morales. Estos valores y comportamientos también se refirieron a la definición de un buen veterinario. Cabe considerar aquí que Méndez Medrano et al. (2018) señalan que hay una ética misma del ser estudiante que la educación debe abordar en todos sus niveles para lograr la formación integral de un profesional. Las conductas éticas en medicina veterinaria tienen una mayor complejidad que en la humana. En tanto los médicos deben asumir responsabilidad ética para con el paciente y ante la sociedad (Izaguirre, 2019), los veterinarios deben hacerlo frente a los propietarios o clientes, para con sus pacientes, sus colegas, consigo mismos y la sociedad en general (Gutiérrez Vélez y Calvo Robayo, 2011).

Dado que las cualidades de un buen profesional atribuidas por los estudiantes de primer año pueden agruparse como rasgos genéricos de diferentes profesiones biomédicas, se las podría considerar como parte de un sistema de representaciones cognitivas, valoraciones, creencias, sentimientos e intereses asimilados de los discursos endógenos del campo de la medicina y que han adquirido estatus de discurso público en el ámbito de comunicación social, tal como señalan Macián y Salvador (2017). En este sentido, los discursos de origen endógeno, elaborados en las comunidades de diferentes profesiones terminan contribuyendo, mediante distintas formas de divulgación, a la configuración de la imagen de esas profesiones y, por consiguiente, a la construcción de sus respectivas representaciones sociales (Navarro Escalera et al., 2017; Rubira-García y Puebla-Martínez, 2018). En este sentido, los estudiantes han construido los significados de la profesionalidad de muy diversas maneras, pero con denominadores comunes que brindan marcos de referencia posiblemente relacionados con modelos de rol observados o idealizados por ellos mismos o el grupo social al cual pertenecen (Pitarque, 2012). Los enunciados de los estudiantes permitieron identificar atributos y características para un buen ejercicio profesional que, con sus expresiones, podría estar reflejando elementos propios de la construcción de un discurso colectivo.

Las concepciones de los estudiantes de primer año de medicina veterinaria sobre el profesionalismo abarcaron aspectos relacionados tanto con las capacidades y habilidades técnicas como los atributos de las competencias profesionales interactivas y sociales, en cuanto a la responsabilidad ciudadana y el compromiso social. Tales concepciones pueden asumirse como configuraciones psicológicas del profesionalismo (González Maura, 2002) que deberían constituir «el centro de atención en el proceso de formación que tiene lugar en las universidades en la actualidad que se expresa en la necesidad de transitar de una formación tecnocrática a una formación humanista» (González Maura, 2002: 42), o al menos diseñar procesos educativos que aúnen ambos tipos de formación.

Siguiendo a Hernández Arteaga et al. (2020: 241), las concepciones de los estudiantes, asumidas como pensamientos expresados «mediante palabras que tiene unidad cognitiva de significado», son construcciones mentales abstractas y genéricas que le permiten a su poseedor/a interpretar y comprender «a partir de la interacción experiencial con el contexto» y por lo tanto guardan estrecha relación con «el entorno propio de quien conceptúa, siendo la razón por la cual la conceptualización se da en la interacción con los sentidos, el lenguaje y la cultura». En este estudio, se relevó parte del sistema de presuposiciones en torno a las concepciones de los estudiantes sobre la profesionalidad veterinaria que los mismos han construido a partir de sus experiencias y constituyen conocimientos intuitivos (Pilleux, 2001), históricamente elaborados (Castorina, 2015). Por tales características, García et al. (2006) los asumen como productos del razonamiento y entendimiento de un determinado concepto, que actúan como filtro en la toma de decisiones (Hernández Arteaga et al., 2020). Es en este sentido que el conocimiento de las concepciones de los estudiantes cobra relevancia educativa, ya que brindaría indicadores para el diseño e implementación de estrategias con miras a la construcción de la profesionalidad.

Si se asumen las concepciones de los estudiantes como producto o reflejo de imágenes sociales construidas a partir de prácticas discursivas, el resultado de su análisis, al decir de Pitarque (2012: 64): «invita a reflexionar sobre la construcción de estos modelos en la vida cotidiana y sobre las formas de trasmitirlos en el currículum, formal e informal». Desde el punto de vista educativo, las concepciones actúan en el proceso de organización de nuevos conceptos, dado que su naturaleza es cognitiva y asociada a «creencias, significados, proposiciones, reglas, imágenes mentales, preferencias, predisposiciones y juicios previos; ellas inciden en lo que se percibe, interpreta, decide, actúa, valora y en los procesos de razonamiento que son realizados por cada persona» (Hernández Arteaga et al., 2020: 242). De esta manera se asume que «Las concepciones subyacen en las acciones, por tanto, gran parte de los cambios en la cultura son posibles, en la medida en que las personas que hacen parte de estos están dispuestas a modificar su pensamiento y su acción» (Ricaurte y Torres, 2016: 13).

Conclusiones

Dentro de los límites de esta investigación, podría afirmarse que los estudiantes de primer año conceptualizaron el profesionalismo veterinario mediante el uso de términos y explicaciones relacionados con comportamientos y valores correspondientes a referentes teóricos de medicina veterinaria y humana. Esos resultados indicarían la presencia de una base cognitiva importante que permitiría incluir de manera explícita el trabajo con capacidades, habilidades y valores profesionales en los planes de estudio desde el momento mismo del ingreso.

Curricularización del profesionalismo y recomendaciones didácticas

Desde el punto de vista de la curricularización del profesionalismo, pueden asumirse diferentes perspectivas, entre las cuales en este trabajo se considera relevante el enfoque histórico-social del desarrollo humano (D’Angelo Hernández, 2003; Covarrubias Terán y Cuevas Jiménez, 2008). El mismo entiende la construcción de la competencia profesional como un resultado de los procesos educativos de la personalidad para lograr un desempeño profesional eficiente y responsable, que se proyecte más allá de la graduación de los estudiantes constituyéndose en un estímulo a su desarrollo profesional continuo (González Maura, 2002). Asumir el desarrollo de la competencia profesional en el diseño curricular lleva a considerar que la misma es:

Una configuración psicológica compleja en tanto incluye en su estructura componentes de orden motivacional e intelectual que se integran en diferentes niveles de desarrollo funcional en la regulación de la actuación profesional del sujeto. Esto quiere decir que un profesional es competente no solo porque posee conocimientos y habilidades que le permiten resolver eficientemente los problemas profesionales sino también porque manifiesta una motivación profesional sustentada en intereses y valores profesionales y dispone de recursos personológicos que le permiten funcionar con flexibilidad, reflexión personalizada, iniciativa, perseverancia, autonomía, perspectiva futura en su actuación profesional de manera tal que posibilitan un desempeño profesional eficiente y responsable. (González Maura, 2002: 4)

A partir de estas consideraciones, se asume que la competencia profesional se construye gradualmente, tanto en forma individual como grupal, a lo largo de un proceso de formación, sin dejar de considerar el papel de componentes innatos que inciden en la formación de rasgos de la personalidad (Valarezo Encalada et al., 2020). Es importante destacar que la adquisición y el desarrollo de competencias tienen un carácter individual pero se realizan en contextos sociales, de ahí que su inclusión curricular requiera de un trabajo mancomunado de los docentes y la existencia de un sistema tutorial, al menos en las etapas más avanzadas de las carreras de no ser factible desde sus inicios.

Contreras Olive et al. (2018) señalan que es en el período de la educación superior donde adquiere mayor relevancia la formación de la orientación valorativa, por cuanto es la etapa del desarrollo ontogenético de los sujetos donde los valores se encuentran en consolidación. Los autores citados se basan en las afirmaciones de Domínguez (2003), quien sostiene que la juventud es el momento óptimo para el desarrollo moral de la personalidad, por adoptarse los valores como reguladores de la conducta que favorecen en los jóvenes la elaboración de su proyección futura. Al respecto, Batista Tejeda (2001) afirma que:

los valores profesionales no son más que los valores humanos contextualizados y dirigidos hacia la profesión. Los valores profesionales constituyen a su vez rasgos de la personalidad profesional y contribuyen a definir una concepción y sentido integral de la profesión (Batista Tejeda, 2001: 33).

Si asumimos que conocer las concepciones de los estudiantes es uno de los requisitos para trabajar en sus modificaciones y mejoras, la enseñanza de valores como atributos de la profesionalidad se destaca a partir de los resultados obtenidos. En este sentido, la mayoría de las carreras, sino todas, responden a un requerimiento social de formar profesionales que, además de una educación técnico-científica de excelencia, posean un sistema de valores que aseguren los modelos de conductas a las que se aspira, con calidad y eficiencia. Al respecto, Terés Castillo (2006) señala que:

Los conocimientos teóricos tienen fecha de caducidad, pero no las competencias relacionadas con el desarrollo personal, la comunicación, la capacidad de resolución y de trabajo en equipo. Valores como la humildad, el sentido del deber, la responsabilidad, el altruismo, la honestidad, la ecuanimidad, la empatía, entre otros, son importantes para los estudiantes investigados y deberían constituir un pilar en la formación de pregrado y de postgrado. (Terés Castillo, 2006: 9)

Entendido el profesionalismo como competencia, las condiciones de los contextos de aprendizaje deberían reunir una serie de características generales y mínimas, como por ejemplo: 1. el accionar de los docentes como constructores de los espacios de aprendizaje donde los estudiantes van a actuar y como orientadores de los procesos de enseñanza y aprendizaje, desarrollando un modelo dialéctico de la comunicación; 2. promover en los estudiantes un papel protagónico, activo y reflexivo como sujetos críticos de su propia formación personal con enfoque en su desarrollo profesional; 3. diseñar e implementar experiencias de aprendizaje contextualizadas y situadas en los diferentes territorios de la práctica profesional desde etapas tempranas de las carreras, y 4. desarrollar procesos de evaluación formativa donde no solo se determine cuánto saben los estudiantes sino cómo lo saben y lo pueden utilizar, aunando componentes actitudinales y valorativos, con fases de autoevaluación y heteroevaluación.

A partir de los resultados obtenidos, se pueden formular dos recomendaciones didácticas consistentes en trabajar de manera explícita la profesionalidad durante el grado y promover la implicación de la comunidad académica en la enseñanza del profesionalismo:

1. Trabajar de manera explícita la profesionalidad durante el grado: Al asumir que la construcción de una identidad profesional es un proceso prolongado que demanda de la participación de múltiples actores, conocer las concepciones de los estudiantes desde el inicio de su carrera es un requisito importante para la toma de decisiones institucionales. Esto facilita, al momento de asignar tiempos y recursos, así como diseñar y aplicar estrategias para la construcción de un discurso sobre el profesionalismo, debatir las actitudes y los comportamientos adecuados y considerar sus implicaciones sociológicas. La naturaleza de la enseñanza del profesionalismo veterinario no solo debe considerarse como un tema de actualidad sino en su importancia para la identidad de un individuo como profesional, donde además de valores y comportamientos propios, se promueva la satisfacción por su carrera y su bienestar psicológico (Armitage-Chan y May, 2019). Enseñar y evaluar valores dentro de los planes de estudio de medicina veterinaria debe asumirse como un desafío permanente. Los planes de estudios veterinarios ya incluyen habilidades profesionales, así como el alcance laboral y su importancia en la sociedad, aunque no siempre la enseñanza de los valores y comportamientos que se esperan de los profesionales es explícita (Mossop y Cobb, 2013; Armitage et al., 2016).

2. Implicar a la comunidad académica en la enseñanza del profesionalismo: La enseñanza del profesionalismo implica el compromiso de diferentes actores institucionales para constituirse como comunidad de prácticas educativas, donde la participación de los estudiantes, de los docentes y la inclusión de graduados son elementos esenciales. En medicina humana, las investigaciones sobre actividades curriculares generadoras de profesionalismo indican que el contacto con modelos positivos a nivel institucional fue calificado como el método más útil para el aprendizaje sobre profesionalismo (Alonso Cárcamo y Vásquez Encinas, 2015). El modelado de roles y el contacto con profesionales en ámbitos de prácticas reales desde etapas tempranas de la formación tienen una influencia reflexiva para respaldar el desarrollo del profesionalismo. Soliman y Sattar (2017) indican que tales actividades promueven la capacidad de comprensión mediante la utilización de pacientes simulados y reales, ya que incrementa la capacidad de los estudiantes para las habilidades analíticas. Las actividades experienciales bien estructuradas contribuyen a que los estudiantes aprendan en situaciones de la vida real los atributos del profesionalismo.

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