Educación y Vínculos. Revista de Estudios Interdisciplinarios en Educación
Universidad Nacional de Entre Ríos, Argentina
ISSN-e: 2591-6327
Periodicidad: Frecuencia continua
núm. 16, julio - diciembre de 2025
Artículos
Meanings of gender and feminism in the Scout Movement (Córdoba, Argentina)
Recepción: 30 octubre 2025
Aprobación: 09 diciembre 2025
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Resumen:
El trabajo analiza los sentidos sobre género y feminismos
presentes en documentos del Movimiento Scout (Argentina) y entre educadores y participantes del
grupo scout seleccionado como caso de estudio. Las orientaciones teóricas procuran
delinear, desde los estudios de género, el clima de época en torno al avance de
los feminismos en el país y la respuesta conservadora a sus conquistas; también se
reconstruyen, desde la perspectiva de género, antecedentes específicos sobre el
escultismo. La metodología de la investigación se enmarca en el paradigma
cualitativo, y se basa en un estudio de caso de carácter exploratorio. Se analizaron
documentos de la organización, observaciones de los participantes de actividades del
grupo y talleres de Educación Sexual Integral realizados en 2022. En los documentos de
Scout Argentina se observa una política reciente de definiciones a favor de
transversalizar la perspectiva de género en la propuesta educativa de la
organización. En el plano de los sentidos circulantes en el grupo caso de estudio
coexisten sentidos que oscilan desde la reproducción de un orden sexual patriarcal,
binario y heteronormativo hasta sentidos que problematizan este orden y habilitan a pensar y
hacer en términos de igualdad de género y diversidad sexual.
Palabras clave: género, feminismos, escultismo, Scout Argentina, educación permanente.
Abstract:
The article analyzes the meanings of gender and feminism present in
documents of the Scout Movement (Argentina) and among educators and participants of the scout
group selected as a case study. The theoretical approach seeks to outline, from gender studies,
the prevailing climate of the time around the advance of feminism in the country and the
conservative response to its achievements; specific antecedents to Scouting are also
reconstructed from a gender perspective. The research methodology is framed within the
qualitative paradigm and is based on an exploratory case study. Documents from the organization,
participant observations of group activities and Comprehensive Sexuality Education workshops
held in 2022 were analyzed. The documents of Scout Argentina reveal a recent policy of clearly
defining and mainstreaming a gender perspective in the educational proposal offered by the
organization. Within the case study group, the prevailing meanings range from the
reproduction of the patriarchal, binary and heteronormative sexual order to meanings that
address current challenges to this order and enable thinking and acting in terms of gender
equality and sexual diversity.
Keywords: gender, feminisms, scouting, Scout Argentina, lifelong learning .
El presente trabajo propone una aproximación a los sentidos sobre género y feminismo que circulan en un grupo del Movimiento Scout (MS) del interior de la provincia de Córdoba (Argentina). Tal como se anuncia en su sitio web, el MS es una organización que participa en la educación permanente de niñeces, adolescencias y juventudes y, al hacerlo, transmite sentidos que pueden reproducir o subvertir estereotipos, roles, prejuicios de género y sexualidad.
En los orígenes del MS en la Inglaterra imperialista y colonialista, se identifican lógicas patriarcales que contribuyeron a reproducir estereotipos de género y a institucionalizar el binarismo en la organización. Desde aquel origen, al contexto de la sociedad argentina actual, tuvieron lugar —en un plano macro social pero también en el seno de la organización—, disputas simbólicas en relación a los órdenes de género y la educación de las jóvenes generaciones.
En este trabajo, nos proponemos reconstruir los sentidos sobre género y feminismos que circulan en la actualidad en documentos de la organización y entre educadores y participantes del grupo scout seleccionado como caso de estudio. Partimos del supuesto de que coexisten sentidos que oscilan desde la reproducción de un orden sexual patriarcal, binario y heteronormativo —que puede asociarse con las huellas discursivas de los orígenes del MS, pero también con el clima de época caracterizado por la disputa en torno al género—, hasta sentidos que recuperan problematizaciones actuales de este orden y habilitan a pensar y hacer en términos de igualdad de género y diversidad sexual.
Las orientaciones teóricas que guían el trabajo procuran delinear, desde los estudios de género, este clima de época en torno al avance de los feminismos en el país y la respuesta conservadora; también se reconstruyen, desde la perspectiva de género, antecedentes específicos sobre el escultismo. La metodología de la investigación se enmarca en el paradigma cualitativo, y se basa en un estudio de caso de carácter exploratorio. En tanto estrategias, se analizaron documentos elaborados en el seno del MS entre 2010 y 2025, observaciones de los participantes de actividades del grupo y talleres de Educación Sexual Integral (ESI) desarrollados en el año 2022 en el marco de una práctica profesional de la Especialización en ESI (Universidad Provincial de Córdoba)1. Los documentos e intercambios orales que tuvieron lugar en los talleres son las fuentes de información utilizadas para recuperar los sentidos sobre género y feminismos de la organización en Córdoba.
En el primer apartado, situamos el caso de estudio en el marco del MS en tanto organización internacional con su correlativa expresión en Argentina, y su perfil formativo de niñeces y adolescencias (en adelante NyA) en el contexto de la educación permanente (Macchione, 2024) y describimos la estrategia metodológica en que se basa el estudio. El segundo apartado compone un mapa teórico en dos direcciones: se entraman las discusiones sobre género y feminismos en la coyuntura política actual, desde la perspectiva de los estudios de género, y se reconstruyen las marcas patriarcales presentes en los orígenes del MS. La tercera y cuarta sección comparten el análisis de los sentidos sobre género y feminismos: por un lado, aquellos que se derivan del análisis documental de materiales formativos; por otro, los sentidos presentes en las representaciones de educadores y rovers. En las disputas por los sentidos se expresan discursos de derechos y discursos más conservadores. El MS toma posición, sin embargo, a través de los materiales educativos que acompañan un enfoque de derechos humanos.
El Movimiento Scout (MS) es una organización que participa en la educación permanente de niñeces, adolescencias y juventudes. La Organización Mundial del Movimiento Scout (OMMS) cuenta con más de 50 millones de participantes. En ella se encuadra Scouts Argentina (SA), una asociación civil sin fines de lucro que ofrece hace más de 100 años una propuesta de educación no formal destinada a personas de entre 5 y 22 años de edad.
La propuesta educativa se articula en el «Método Scout»; que se basa en la autoeducación progresiva que, según Bosna (2015), se encuentra emparentado con la «Escuela Nueva» ya que responde a necesidades e intereses de quienes participan, considera a NyA portadores de saberes y protagonistas de su propia educación. Se caracteriza por ofrecer recorridos formativos desde el aprendizaje por acción, utilizando el componente lúdico para desarrollar las actividades y experiencias.
El MS se asienta en 1957 en una localidad serrana de 25.000 habitantes del interior de Córdoba de la mano de Guillermo «Quito» Mariani, sacerdote tercermundista de extensa labor social y cultural. El grupo que allí se forma desarrolla su actividad de manera continua hasta que, en 1976, es secuestrado Alejandro Morales último dirigente en esta primera etapa (Griffa, 2023).
Las actividades scout en esta localidad son retomadas cuando se funda el grupo Hornero2 en 2001, grupo que constituye el caso de estudio de este trabajo. En 2022, estaba compuesto por alrededor de 150 personas: 22 educadores y 125 participantes (de entre 7 y 21 años).
SA denomina educadores a les referentes a cargo de NyA. En el grupo «Hornero», de 22 educadores que asisten, diez se autoperciben varones y doce mujeres. El grupo es diverso: consta de amas de casa y empleadas de comercio, profesionales (contadora, ingeniero, licenciado en recursos humanos), un jubilado y estudiantes universitarios. Cabe mencionar que solo cuatro personas de este grupo son docentes. En su mayoría poseen trabajos estables y sus necesidades básicas satisfechas, lo cual les permite dedicar un tiempo a la participación voluntaria en el MS. Les estudiantes universitarios poseen trabajos que pueden compatibilizar con sus horas de estudio y viven con sus familias. La comunidad rover —jóvenes próximos a ser educadores— posee ocho participantes entre 17 y 21 años (cinco rovers son estudiantes de nivel universitario, dos jóvenes con discapacidad asisten a escuelas de oficios y una es estudiante del último año del nivel secundario). El 80% del total vive en la localidad donde el grupo funciona, el resto en localidades aledañas. En el mismo porcentaje, este grupo ha tenido experiencia en los Scout como participante para luego incorporarse en el rol de educar, mientras que el 20% restante se ha incorporado directamente en este rol. 30 educadores y rovers, de entre 17 y 65 años, conforman el grupo total con el que se interactuó para este trabajo.
En tanto metodología, seleccionamos diversas estrategias de construcción de la información. Se analizaron documentos y normativas que orientan la tarea educativa; elaborados en el seno del MS entre los años 2010 y 2025. Por otro lado, entre abril y septiembre de 2022, se realizaron observaciones de campo de los encuentros semanales; y dos talleres de ESI.
En el primer taller se presentaron orientaciones teóricas y legales de la ESI y sus ejes, haciendo hincapié en el enfoque integral. Se invitó a la reflexión a partir de la visualización de dos videos y un juego de cartas sobre los derechos. También se analizaron casos hipotéticos que podrían ocurrir en el cotidiano de la organización. En el segundo taller se analizaron documentos del MS y se llevaron a cabo propuestas lúdicas que evidenciaron prejuicios y estereotipos. La interacción durante ambos talleres, abrió la posibilidad de analizar los sentidos presentes en el MS desde una perspectiva de género.
Procuramos en las páginas sucesivas dar un marco al contexto en que tiene lugar cierto debate y/o disputa por los órdenes de género en la sociedad argentina. Iniciamos un recorte analítico en la última década, dado que coincide 2015 con un hito fundamental en la historicidad de los feminismos en el país.
En efecto, en 2015, tiene lugar en Argentina el surgimiento del movimiento «Ni Una Menos», a partir de la masiva manifestación que reunió a diversos sectores sociales, y que se organizó en torno a la consigna «Basta de femicidios, vivas nos queremos» (Bidaseca, s/f). Años después, otras expresiones públicas asociadas a los feminismos fueron dando espesor a la visibilidad de este movimiento político en constante crecimiento; probablemente el punto más revelador de su poder, en el país, tuvo lugar en 2018 con la «Marea Verde» que logró remover estructuras legales y sancionar la Ley 27610 de «Interrupción Voluntaria del Embarazo» (2021). Estas expresiones fueron leídas como marcas de un nuevo tiempo caracterizado por la expansión de los feminismos, llamado cuarta ola (Vespucci et al.,2023).
Este contexto de reconocimiento y ampliación de derechos desafió instituciones, órdenes culturales y legales. En las últimas décadas, en el país, se conquistaron —gracias a la acción colectiva y articulada de los movimientos de mujeres y el colectivo de lesbianas, gays, transgénero, bisexuales, intersexuales y queer (LGTBIQ+)— grandes avances. Podemos mencionar, entre otros, la Ley 26485 de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar violencias contra las mujeres (2009); la Ley 26618 de Matrimonio Civil o matrimonio igualitario (2010); la Ley 26743 de Identidad de Género (2012); la Ley Micaela (27499/2018); la Ley 26150 de Educación Sexual Integral (2006), entre otras políticas favorables para mujeres y diversidades sexuales implementadas desde la gestión gubernamental.
El escenario —si se observa sólo el plano legal— pareciera promisorio para revertir violencias, discriminaciones y exclusiones por razones de género, y para habilitar la existencia de culturas sexuales plurales. Ahora bien, las normativas no alcanzan para producir cambios sociales y culturales profundos, y son múltiples las resistencias que se oponen a la implementación de estas leyes. A su vez, se suma el avance de los discursos de derecha en los últimos años —en el mundo y en el país— que han generado una vertiginosa retracción en los procesos de incorporación de la perspectiva de género en las áreas de gobierno y en el debate público, y una escalada preocupante de la violencia.
Desde la asunción de Milei como presidente, drásticas medidas generaron retrocesos a nivel institucional: el cierre en 2024 del Ministerio de Mujeres, Género y Diversidades; la eliminación del financiamiento destinado a políticas de prevención de la violencia de género, así como del programa «Acompañar», que ofrecía diversas ayudas a mujeres en situación de violencia; entre otras.
La base electoral de este gobierno sugiere una sensibilidad desafectada y una creciente pérdida de empatía, como sostiene Rita Segato al caracterizar estos tiempos regidos por la crueldad (2021), dado que no sólo en materia de género se retiran los esfuerzos en revertir violencias y en sostener a las comunidades, sino que también personas jubiladas y con discapacidad se ven afectadas.
Más allá de los diversos sectores afectados por las políticas de achicamiento del Estado, puede observarse cierta focalización —desde el gobierno y sus seguidores— en contra de los derechos de mujeres y diversidades, o de lo que es llamado «ideología de género». Esto, claro, se inscribe en un movimiento más amplio, con expresiones en otras latitudes.
Recientemente, Judith Butler (2024) reflexiona —desde otro anclaje geográfico, pero con elocuentes coincidencias en relación a nuestros territorios—, sobre los sentidos de alarma, sospecha y amenaza que despierta en la actualidad el vocablo género. La autora refiere a una sensibilidad social que ve en el género una afrenta contra la infancia, la familia (heteronormativa), la naturaleza, la moral, la civilización. La palabra género se ha convertido en una obsesión de sectores conservadores —de la política y de ciertas religiones— que se erigen en defensa de un orden moral que opera a través del control, la degradación, la patologización, la criminalización, en definitiva, el odio.
Este discurso moral se sostiene en la idea de un «orden de género natural presuntamente agraviado por feminismos y diversidades, masculinidades desviadas y progresismo woke» (OUBA, 2025). Un proyecto de restauración de un pasado ideal del privilegio masculino, en el que las identidades sexuales no cambian, en el que el matrimonio sólo es heterosexual, las mujeres vuelven a su lugar natural y moral (el hogar), aman a varones, y viceversa (Butler 2024). Ahora bien, también argumenta la autora que dicho orden patriarcal que se pretende restaurar es una fantasía, que nunca existió del todo. La paradoja es notoria en este proyecto restaurador de un orden que nunca fue.
La estigmatización del feminismo y del movimiento de la diversidad sexual forma parte del imaginario social de grandes sectores de nuestras poblaciones. Circula y se reproduce a partir de sintagmas como «se pasaron tres pueblos», «feminazi», que refuerzan cierta narrativa victimista masculina que afirma que el varón está siendo perseguido, cuando lo que cuestionan los feminismos a través de la perspectiva de género son los históricos privilegios (OUBA, 2025), y las opresiones y violencias que derivan de la organización sexual patriarcal.
En efecto, los avances ocurridos en materia de derechos décadas atrás en Argentina no han calado lo suficiente en la ciudadanía, y persisten prejuicios, mitos y violencias. Y sobre esta base de sentido común toma poder la reacción conservadora.
Hemos procurado en este apartado precisar expresiones del contexto y de los debates en los que toman espesor los sentidos y las experiencias del MS que cautivan nuestro interés en este trabajo. En el apartado que sigue, reconstruimos una historicidad del MS para visibilizar ciertas improntas discursivas que, desde sus orígenes, marcan condicionamientos en los modos de concebir la sexualidad y el género.
La revisión de antecedentes recientes —realizada en el campo de los estudios sobre el Movimiento Scout en Argentina y la región— arroja trabajos que, desde abordajes laterales en la mayoría de los casos, insinúan el ingreso en la vida del movimiento de los asuntos relacionados al género y la diversidad.
Algunas producciones se preocupan por las reverberancias del escultismo en la formación ciudadana y moral de las jóvenes generaciones. En esta línea, un estudio realizado por Soledad Fernández (2022) analiza la participación juvenil en las trayectorias scouts desde una perspectiva sociológica y situada en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA); allí se abordan los valores, las creencias, la formación, entre otros aspectos; y afirma que en el movimiento «los sujetos construyen su identidad como ciudadanas/os y líderes entre su infancia y juventud» (p. 83), mediante diversos compromisos. Desde su inserción en los grupos scouts, sostiene Fernández, las juventudes se interesan por problemáticas variadas que atañen a escenarios sociales más amplios que el propio movimiento, entre las que se nombran la participación juvenil, el feminismo, la diversidad sexual, el medioambiente, los derechos humanos, entre otros.
En el artículo «Símbolos, ceremonias de iniciación y ritos de paso en el escultismo católico argentino», Fernández sostiene que, más allá del fuerte contenido católico presente en los rituales, los valores, los símbolos y las creencias del movimiento, la propuesta scout «se ajusta y tensiona permanentemente con diversas perspectivas y prácticas juveniles respecto a las identidades de género, las opciones sexuales, las concepciones de familias, el lugar que ocupan los/las scouts como hombres y mujeres en Scouts Argentina» (2019: 123). Estos elementos, argumenta la autora, tensionan la propuesta educativa scout y los dogmas religiosos presentes en muchas experiencias. También afirma que existen espacios en la vida del MS en que se habilitan transformaciones institucionales de reglamentos, estatutos y concepciones sobre diversas temáticas.
El artículo «El Escautismo en la Argentina: los diferentes sentidos sobre la naturaleza y la vida al aire libre a principios del siglo XX» de Méndez y Scharagrodsky (2016), también de manera indirecta ofrece ciertos datos que permiten observar —en este caso a través de una investigación histórica— ciertas huellas de las lógicas patriarcales que estuvieron presentes en los orígenes de los scouts, ligadas a la reproducción de una masculinidad hegemónica que estuviera en sintonía con el régimen de poder imperialista y colonizador que desde Europa se instaló en muchas regiones del planeta a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Si bien el foco del trabajo está en los sentidos sobre la naturaleza y la vida al aire libre que impregnaron desde sus inicios al MS, la construcción de un modo esperado de ser varón —asociada a sentidos coloniales sobre la naturaleza— y las jerarquías de género derivadas de ese imperativo aparecen enlazadas a los diversos argumentos y reflexiones que se ofrecen en el trabajo.
Una producción también de corte histórico analiza las representaciones del cuerpo y de la educación de la mujer en el proceso de expansión del MS que tuvo lugar en las primeras décadas del siglo XX (Herold y Fernández Vaz, 2013). En este caso, la relación con el interés de nuestra investigación es más directa al atender el lugar de las niñas y mujeres en aquellos contextos originales. La senda metodológica escogida fue el estudio de trabajos de especialistas en la historia de la educación, escritos de personas fundadoras del Movimiento Scout de Inglaterra y de Estados Unidos, y los escritos sobre el Movimiento en Brasil. A modo de conclusión, sintetizan Herold y Fernández Vaz, que la actividad física y la educación corporal practicadas en el escultismo fueron espacios de tensión entre el mantenimiento y el cambio de los roles asignados a niñas y niños (2013).
Hemos dado cuenta de antecedentes sobre el MS con los que dialoga el presente trabajo. En algunos de ellos, la tematización del género aparece tangencialmente; en otros, es más directa. De este modo, el territorio teórico en esta intersección del escultismo y el género en el país y la región está demarcado; allí se observa la riqueza de poder realizar con este trabajo un aporte situado —aún exploratorio— sobre los sentidos actuales sobre género y feminismos en un grupo del Movimiento Scout en Córdoba.
Pasamos ahora a historizar los orígenes del movimiento. El MS fue fundado en Inglaterra por el militar Baden Powell, en 1907 para los varones y en 1910 para las mujeres. Méndez y Scharagrodsky (2016) consideran «la invención del scoutismo como parte de una estrategia pedagógica que contribuyó a configurar un determinado estilo de vida el cual fue funcional, defendió y reafirmó un orden social, cultural, moral, económico, ideológico y político imperial y colonial» (p.1). En la propuesta de formación, el modo de entender la naturaleza y lo natural fue uno de los puntos fundamentales. Conocer y dominar la naturaleza permitió «justificar los procesos de coerción, cosificación y dominación sobre la misma y sobre quienes la habitaban» (Méndez y Scharagrodsky, 2016, p.2).
Las prácticas en la naturaleza, propiciadas en la experiencia scout, se sostuvieron durante muchos años por lógicas patriarcales, reproduciendo una masculinidad hegemónica (Connell, 1995), tradicional y conservadora. Se impulsaba a convertir al scout en un sujeto viril, fuerte, resistente física y espiritualmente. Los desafíos a cumplir en la naturaleza contribuyeron a reproducir formas de ser varón, roles y funciones que naturalizaron estereotipos de género, jerárquicamente diferenciados en relación a las mujeres y otras masculinidades (Méndez y Scharagrodsky, 2016). En efecto, la cultura scoutica ha contribuido a configurar determinada masculinidad occidental, durante los inicios del siglo XX, para formar ciudadanos que pudieran conformar el estado moderno: útiles, productivos, obedientes, dóciles, sanos, racionales y viriles.
Tammy Proctor (2009) historiza la incorporación de las mujeres en el escultismo inglés en las primeras décadas del siglo XX, incorporación que generó grandes discusiones y polémicas. Se consideraba que las actividades militaristas no eran apropiadas para las niñas; al mismo tiempo, se temía que su presencia «afeminaría a los niños, aumentando el miedo a la pérdida de la virilidad» (Herold y Fernández Vaz, 2013).
A partir de dichas apreciaciones y temores, la inclusión de las niñas supuso la separación de niños y niñas en dos ramas con actividades diferenciadas, donde a ellas les eran asignadas aquellas relacionadas al entrenamiento físico, manualidades, primeros auxilios, tareas domésticas, entre otros (Proctor, 2009). Afirman Herold y Fernández (2013) que se les enseñaba a desear la compañía de los hombres y valores como la modestia y la atención a las demandas masculinas. Citan un documento de 1917, donde se sostenía que las niñas serían reconocidas «por nunca llamar la atención innecesariamente comportándose ruidosamente, hablando o riendo a carcajadas en público. (...) Las niñas no deben arriesgarse, por su forma de vestir o de bailar, a tentar a los demás» (Ibid.).
Como se observa, la inclusión de las mujeres en el MS en aquellos orígenes se trató de una incorporación condicionada a una educación diferenciada en relación al lugar social y los roles tradicionales asignados por aquellas sociedades a varones y mujeres. En efecto, las políticas que regularon la socialización de NyA en aquel contexto configuraba una experiencia educativa con claros y fuertes imaginarios sexuales y morales binarios, jerárquicos y heteronormativos. Como afirma Scharagrodsky (2008), el movimiento sostuvo la lógica del control corporal que significó «una distribución sistemática y arbitraria de ciertos roles y comportamientos, configurando un mapa de relaciones de fuerza completamente dispares entre niños y niñas; situando a estas últimas en una posición general de subordinación y especialmente de invisibilización» (p.15).
Estas lógicas fueron más allá de aquel contexto originario, y marcaron una impronta en los modos de concebir y formar a las NyA participantes del MS. Ahora bien, al considerar las dimensiones históricas, procesual y subjetiva en que las comunidades se despliegan, es importante reconocer también que las políticas, sentidos y prácticas varían de acuerdo al contexto histórico y geográfico en que se desarrollaron, teñidos por los procesos de apropiación de los grupos y sujetos involucrados.
Recuperamos entonces la pregunta por los sentidos en torno a género y feminismos presentes en la actualidad del grupo «Hornero»: ¿se observan huellas de la matriz originaria patriarcal en los sentidos presentes en el grupo caso de estudio? ¿Aparecen resonancias de los debates sociales que en Argentina tienen a los feminismos y al género como foco? ¿Se perciben sentidos-otros, aperturas, pluralidades?
La propuesta educativa del MS se organiza en torno a un proyecto que incluye metas, fundamentos, objetivos, entre otros componentes. En términos de contenidos, cuenta con una serie de documentos que expresan los lineamientos diagramados por la organización de SA (2025) con el aporte de sus miembros y de personas externas, y en concordancia con los lineamientos de la Organización Mundial del Movimiento Scout (OMMS). Estos documentos disponen la organización, secuenciación y definición de las temáticas a ser abordadas en los encuentros semanales. Hemos indagado la presencia/ausencia de vocablos y expresiones que remiten a sentidos sobre género y feminismo en esos materiales.
Se observa allí que SA es una institución regida por la Constitución Nacional y otras normativas del país; se hace referencia, por ejemplo, a la Ley de Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, y a la Ley de Protección Integral de las Mujeres (Scouts de Argentina, 2021). Aparece así una definición institucional desde el enfoque de derechos humanos y perspectiva de género. No obstante, al analizar la documentación, se observa que estas definiciones son fruto de una búsqueda que está en proceso, que expresa ciertas ambigüedades, correcciones y redefiniciones realizadas a lo largo de estos últimos años.
En la propuesta educativa —construida entre 2008 y 2009— de la «Rama Scout» (que abarca las participaciones de 10 a 14 años) se observa entre los objetivos uno que propone «conozco, acepto y respeto mi sexualidad y la del sexo complementario como expresión del amor» (s/f, p. 30). Subyace aquí una noción binaria y heteronormativa de clasificación, y la consecuente supuesta complementariedad entre varones y mujeres que justificaría la desigual distribución de roles y espacios sociales.
Es importante recordar los orígenes patriarcales del MS y su organización binaria: los ecos de aquella etapa fundacional parecen hacerse presentes en estos lineamientos que hasta hace pocos años formaron parte del corpus educativo organizacional. Ecos que también son refractarios del discurso patriarcal dominante en nuestras sociedades contemporáneas.
A su vez, la mención de la sexualidad como expresión del amor, asociada a la complementariedad de los sexos, opera con un sentido moralista. Esta idea del amor heterosexual como expresión sexo-erótica legitimada y normal, excluye otras formas y orientaciones del deseo y, en esa exclusión, las sanciona.
Dicho objetivo presente en aquel documento, ya no aparece en la versión paralela del año 2025. De los materiales pedagógicos realizados a partir de 2010, a los editados posteriormente, se constata una creciente inclusión de la mirada de género. Entre las prioridades educativas en la propuesta actualizada, la perspectiva de género es considerada de manera transversal en las guías que presenta para cada rama; se explicita, por ejemplo, la utilización del lenguaje no sexista y un abordaje de los derechos de las mujeres.
Otras de las prioridades educativas definidas por SA en este material son la diversidad y la inclusión, a partir de orientaciones que establecen la participación y el reconocimiento de todas las personas en igualdad de oportunidades. Ahora bien, en los materiales educativos persiste cierta marca binaria en el uso del lenguaje, a partir de la mención recurrente de dos géneros («niños y niñas», «las/los educadoras/as»). En algunos pasajes se utilizan expresiones que incluyen a todas las personas, como «hermandad scout», «equipo educativo» (Scouts de Argentina, 2025: p.3).
En este mismo documento, se expresa la promoción de la Salud Integral y la Educación Sexual Integral (ESI), a través de proporcionar espacios de confianza para abordar la sexualidad de forma integral, haciendo hincapié en la promoción de la salud, el cuidado, el placer y el consentimiento (Scouts de Argentina, 2025). La inclusión de la ESI es una novedad; en un trabajo previo de análisis de documentos que regían hasta 2022, contábamos que se mencionaba la educación sexual pero desprovista del vocablo integral (Macchione, 2024), que es el rasgo peculiar que aporta la Ley 26150 para superar modelos tradicionales biologicistas y moralistas. La mención de la ESI en este material de 2025 constituye una apuesta basada en la perspectiva de género y diversidad; SA adhiere, así, a una ley de avanzada que está orientada sólo al sistema educativo. Es decir, aparece un compromiso manifiesto en relación a potenciar la educación de NyA desde enfoques inclusivos en la educación permanente.
También los materiales incorporan los términos adolescencias y juventudes; se argumenta el uso del plural, reconociendo la necesidad de cuestionar enfoques homogéneos que desatienden las desigualdades sociales, culturales, económicas y de género. Por último, se incluyen para la reflexión temas específicos, tales como violencias de género, patriarcado, estereotipos de género, desigualdades de género, masculinidades, feminismos y amor romántico.
La autonomía de cada región para organizar las temáticas de capacitaciones junto con las características de quienes son responsables de ellas, posibilita apropiaciones variadas en relación a los documentos que se producen a nivel institucional. Esto conlleva por un lado la ventaja de atender a las necesidades de quienes educan y potenciar los recursos humanos; al mismo tiempo, puede producir distancias entre la dirección que SA propone en sus documentos, la formación recibida y la manera de llevar adelante las prácticas cotidianas en relación a la perspectiva de género.
Durante el segundo taller de ESI, se dieron discusiones que expusieron percepciones sobre las que se sostienen y construyen distintos sentidos en disputa (Macchione, 2024) ligados a la perspectiva de género y los feminismos. En dicha ocasión, se utilizó como disparador un video del MS de España donde se explicita que la igualdad de género no sólo es un derecho humano fundamental, sino que Scout de España la establece como una de sus prioridades para garantizar la seguridad de las niñas y mujeres que forman parte de la organización. Al terminar el video, tuvo lugar el siguiente intercambio:
Margarita: «Sin feminismo no es posible el escultismo» (repite la última frase del video en tono sarcástico).
Luciana: Me hizo ruido a mí también…
Gabriel: ¿Qué pasa Margarita?
Margarita: me dejó pensando porque…
Gaspar: ¿Si sos scout tenes que ser feminazi?
Gabriel: No. ¡No! Ahí derrapas, porque no es así (varios integrantes asienten).
Gaspar: Igualdad es una cosa, feminismo es un extremo
Gabriel: Estas interpretando de una manera incorrecta el feminismo, te lo puede decir mejor Vivi pero me parece que más que todo el movimiento feminista a lo que apunta es a la igualdad.
Viviana: No sólo el movimiento de la igualdad que tiene el feminismo en la historia de la lucha por el derecho de las mujeres, sino que también impulsa muchas otras luchas a colectivos que estaban invisibilizados (…) Es una concepción errónea, porque el feminismo no tiene nada que ver con el nazismo (…)
Gaspar: (...) hay un feminismo que es estúpido en el hecho de que parece que pretende, y creo que lo hace, pasar la barrera de protección más allá, no en el plano de igualdad, sino que «ahora nosotras queremos mandar» (...). (Registro del segundo taller ESI, 30/09/2022).
El ruido al que se refiere una de las participantes, probablemente, engloba las incomodidades, prejuicios, desconocimientos y resistencias propias de las naturalizaciones patriarcales en relación a las luchas que han enfrentado los feminismos, que se expresan en este intercambio.
Tanto Margarita como Gaspar son mayores de 60 años, y fueron formados en los scouts; aparece el factor de la edad —por los contextos culturales vividos en sus trayectorias vitales y la socialización en SA— como un elemento que puede haber incidido en posturas ligadas a la impronta patriarcal, a través de afirmaciones propias del sentido común naturalizado.
Este sentido común, a través de diversos medios masivos de comunicación y de las redes sociales, difunde imágenes de los feminismos en sus manifestaciones más extremas, y se los asocia al nazismo, a la imposición y al adoctrinamiento. La expresión feminazi busca demonizar a las activistas de los feminismos, torciendo y distorsionando las banderas y prácticas orientadas a revertir violencias, exclusiones y desigualdades de género.
Ahora bien, en el intercambio en el taller se advierten otros sentidos, relacionados con posturas críticas y más informadas, con argumentos sólidos. La expresión «ahí derrapas», en el diálogo, buscó poner un límite al prejuicio, a la asociación con el nazismo, al desconocimiento sobre los feminismos en tanto actores que, como sostiene Morgade, desde sus primeras expresiones «han tenido un contenido crítico irrenunciable: la discusión en torno a la igualdad» (2021, p.26).
La historicidad de las biografías y las formaciones enmarcadas en un contexto macrosocial impregnado de debates por la igualdad de género y de avances de los discursos de los feminismos, aparecen como factores influyentes, en este caso, en voces de jóvenes menores de 25 años. Asimismo, debemos reconocer que, en esta franja etaria, también se observan posiciones refractarias a los movimientos feministas.
Ahora bien, más allá de estos discursos que exhiben núcleos de sentido anclados en posiciones que, por un lado, acompañan la perspectiva de género y, por el otro, oponen franca resistencia y oposición a ella, se encuentran otras miradas que —a pesar de ser de personas de edad avanzada— evidencian posiciones reflexivas y abiertas; a estos, les llamamos sentidos bisagra (Macchione, 2024). Se trata de personas socializadas en contextos fuertemente patriarcales donde todavía la perspectiva de género no había formado parte de las discusiones públicas a nivel masivo, personas que han transitado sus experiencias como participantes scouts desde un marco tradicional y que, sin embargo, reconocen la necesidad de cambiar, interpelan sus marcos de acción y sensibilidades con la inquietud de incorporar perspectivas más inclusivas.
Un educador se refiere a los modos en que tuvieron lugar sus experiencias como participante scout: los hacían bañar a todos juntos en el río con agua fría, caminar sin descanso; los diálogos con sus maestros eran principalmente para recibir órdenes, no había una escucha atenta en relación a sus necesidades. Una experiencia configurada desde patrones ligados a la virilización, la construcción desde temprana edad de la masculinidad deseada, la búsqueda de la docilidad de los cuerpos, el sufrimiento como método de aprendizaje y un tipo de comunicación unidireccional y verticalista, autoritaria, donde pueden apreciarse huellas del militarismo que se complementó con la impronta patriarcal en los orígenes del MS.
En relación al peso de estos distintos contextos de socialización, les educadores reconocen huellas —en sus experiencias pasadas y en su formación— relacionadas con prácticas autoritarias y conservadoras:
Margarita: Lo que yo decía… que nosotros tenemos que considerar que estamos todavía en ese tránsito de los padres o las familias autoritarias conservadoras sobre los chicos, se está soltando, pero todavía queda mucho de resabio de la educación anterior.
Micael: Entonces deberíamos ver… para tener la amplitud de criterio para poder separar la paja del trigo. Diferenciar cómo era antes y cómo es ahora. Yo intento, más allá de mi diferencia de edad con ellos, adaptarme lo más que pueda. (...)
Martín: son esas idas y vueltas de los viejos carcamanes que, por un lado, fueron educados con otros valores, pero a la vez piensan en sus hijas (…).
(Registro del segundo taller ESI, 30/09/2022).
Hay un registro de un antes y un después, en la historia compartida, en relación a las vivencias y relaciones de género, a los cambios operados en la esfera de lo social, asociado a la educación.
Los talleres de ESI fueron marcos que propiciaron el diálogo y la reflexión sobre la necesidad de revisar crítica y colectivamente las prácticas cotidianas y los programas formativos de las jóvenes generaciones.
El Movimiento Scout emerge, en este estudio, como un espacio social expresivo de las tensiones existentes, en la actualidad, en torno a los órdenes y las relaciones de género, y los significados del feminismo en tanto actor político y social en Argentina. En les educadores y participantes del grupo caso de estudio, se advierten sentidos en disputa donde el factor etario pareciera incidir en posturas divergentes: aquellas que conocen sobre género y feminismos y adhieren a sus perspectivas, y otras que desconocen y se apartan de ellas a través de preconceptos y prejuicios que son ecos de concepciones retrógradas del pasado y de la actualidad. El factor etario, sin embargo, no es determinante; emergen sentidos de educadores mayores que se perciben comprensivos frente a la necesidad de formación y de revisión de perspectivas sobre estos temas, permeables a incorporar una perspectiva de género: sentidos bisagra.
Los materiales educativos de carácter nacional muestran cierta cristalización de las discusiones —operada en los últimos años— donde el posicionamiento institucional se manifiesta a favor de los derechos humanos y reconoce en los derechos de mujeres y diversidades asuntos de interés que pasan a ocupar lugares prioritarios en la propuesta formativa de las niñeces, adolescencias y juventudes scout. En tiempos oscuros a nivel social, donde se banalizan y cuestionan los derechos de mujeres y diversidades, y se cuestionan las desigualdades y las violencias de género, no es menor esta toma de posición del MS, que incide en la educación de las nuevas generaciones desde enfoques que buscan superar prejuicios, discriminaciones y violencias basadas en género y sexualidad.
Hemos procurado dar cuenta de algunas fibras de sentidos sobre género y feminismos que están presentes —en movimiento y en discusión— en el Movimiento Scout en Córdoba. Sus protagonistas, en tanto agentes sociales y de educación, participan en la construcción histórica de la organización y de sus incidencias en las arenas de lo social en una Argentina que es objeto de una batalla cultural donde se pone en juego nada menos que la sensibilidad de las personas, su capacidad de empatía y de reconocimiento de la alteridad.
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