Educación y Vínculos. Revista de Estudios Interdisciplinarios en Educación
Universidad Nacional de Entre Ríos, Argentina
ISSN-e: 2591-6327
Periodicidad: Frecuencia continua
núm. 12, julio-diciembre de 2023
Dossier
Propuesta artística del dossier. Presentación de la obra de la artista Shino Guatabe
Mirarte
[Técnica mixta sobre madera, 40x50 cm. Año 2018]
Descripción: Fondo rojo, la mayor parte ocupa un rostro. Se ve un poco el copete, tiene ojos exageradamente grandes. Coloca las manos alrededor de los ojos y entre los del medio y anular se asoman esos ojotes que tienen reflejos de un paisaje con cielo azul, unas bebés blancas y los árboles.
Este cuadro nació por la petición de una amiga ciega, ella quería organizar un evento donde las personas con discapacidad pudieran vender productos y quería que mi obra sea para el cartel. En la junta para el dicho evento, una persona, quien convive con personas ciegas, planteó su idea de la imagen de una chica tapándose los ojos, que se asomara entre los dedos viendo algo, la idea era una persona ciega que pueda mirar lo que ella quisiera. Por eso en los ojos de la chica se refleja un paisaje representando el poder de mirar a su manera.
Las flores de aquel día
[Técnica mixta sobre madera, 15x10 cm. Año 2021]
Descripción: Fondo verde olivo con brillo dorado, en la parte inferior se ven varias hojas del trébol amontonadas. De allí salen cinco flores, una con el tallo largo, dos medianos y otros dos cortos.
Para la exposición Libres y empoderadas. Lo personal es político, un proyecto conjunto con Adriana Angélica Gómez de Argentina.
En mi niñez solitaria, de vez en cuando aparecían las compañeras cariñosas en la escuela primaria. Por cuarto grado comenzó a hablarme una compañera que se llamaba Junko. Ella parecía ser muy madura para su edad, algo seria y casi no se reía. Respetó mi soledad en los recreos y me invitaba a jugar después de las clases. Casi siempre jugamos en el Instituto de Ciencias Médicas. Era un terreno grande que estaba permitido para cualquier persona, había mucha naturaleza y era silencioso.
Un día me preguntó Junko qué quería hacer yo, respondí que buscáramos un trébol de cuatro hojas. A Junko le pareció bien, fuimos al instituto, yo sabía en qué parte había muchos tréboles. Estuvimos buen rato buscando de cuatro hojas, pero como no tuvimos éxito, terminamos tejiendo una corona con las flores. Junko dijo: «se la voy a llevar a mi hermana, le gustará mucho». Y dije: «¿tienes hermana?, ¡qué envidia!». Entonces dijo ella: «¿quieres conocerla? Mañana te invito a mi casa». Yo felizmente respondí que sí, muy raro en mí ya que era bastante callada y detestaba visitar las casas ajenas.
El día siguiente nos vimos al lado de un local donde vendían el té japonés, cerca de la casa de Junko. Caminando para su casa dijo ella: «no te asustes con mi hermana». «¿Asustarme?, ¿por qué dices eso?» le pregunté sorprendida. Ella dijo que la forma de ser de su hermana era como de una bebé y la apariencia como de anciana. No entendí nada, pero seguí caminando atrás de ella. Cuando entramos a su casa, nos recibieron su mamá y Fu Chan. Así le llamaban a la hermana mayor de Junko, ella no hablaba, tenía discapacidad intelectual, como dijo Junko, se veía como persona de avanzada edad, siendo adolescente en realidad. No obstante, la que me impactó fue su sonrisa. Fu Chan me vio y gritó algo, su manera de sonreír era tan auténtica y yo también sonreí. Desde ese día Junko comenzó a invitarme a su casa frecuentemente, cada vez Fu Chan me recibía con su gran sonrisa.
Un día, seguramente un viernes que yo tenía clase de piano, caminaba por una avenida regresando de la escuela de música. Y de lejos vi a Fu Chan enfrente de la verdulería. Sin embargo, pensé que era alguien parecida, estaba cabizbajo y se veía muy triste. Fui acercándome y alcancé ver a su mamá dentro de la tienda haciendo compras, de repente escuché que dos señoras decían como, «pobrecita, no tendrá nada en futuro», «su familia ha de ser infeliz». Sentí que mi sangre iba a hervir, fue mezcla de coraje, tristeza, angustia e impotencia.
Fu Chan comprendía todo, ¿acaso no tenían educación esas señoras? Fui corriendo y grité: «¡Fu Chan!». Ella volteó a verme y me abrazó. Inesperadamente tenía mucha fuerza, yo solo acaricié su espalda y el cabello. Fu Chan era casi calva pero su poquito cabello era muy muy suave.
Viendo su cabello que me encantaba y el vestido hecho por su mamá, pensé en todos los vestidos que Fu Chan me había mostrado alegremente con sus gestos, tranquilidad y paz que inspiraba su mamá, la seriedad y madurez de Junko, la casa de ellas ordenada, limpia y confortable. Deseaba que todos esos elementos superaran a la insensibilidad e ignorancia de aquellas señoras mediocres.
Por las circunstancias de la vida, Junko y yo perdimos el contacto después. Aun así, a menudo la recuerdo con gratitud, por haberse tomado la molestia de hablarme cuando nadie lo hacía, permitirme entrar a su casa y darme la oportunidad de conocer a Fu Chan y su mamá. Las recuerdo con aroma de té japonés, la esquina donde era nuestro punto de encuentro, la corona con las flores blancas de trébol que dejaron secar para conservar y aquella sonrisa radiante de Fu Chan que sigue alumbrándome.
El baile de libertad
[Técnica mixta sobre tela, 40x30 cm. Año 2023]
Descripción: Es un paisaje de la playa en atardecer, el sol está a punto de esconderse en la orilla del mar, que tiene color dorado, café, naranja, amarillo y blanco nácar. Desde el mar hacia arriba, el cielo se va cambiando a los colores amarillo, naranja, rosa y morado claro. La arena es oscura y una mujer está bailando. Lleva un vestido largo morado claro, está descalza, sostiene su peso con la pierna derecha y la pierna izquierda está levantada lateralmente. Su brazo derecho se levanta hacia arriba, al otro brazo lo mueve en altura de su cintura y su cabeza se inclina hacia su izquierda. Tiene el cabello negro, ni corto ni largo, se despeina por el movimiento y quizá por el viento. En la parte de arriba de ambos lados se ven las sombras negras de las palmeras, desde el sol que está escondiéndose, la superficie del mar tiene reflejo blanco hacia la mujer como si fuera el reflector.
Obra para la presentación en el día internacional de la mujer.
Vuela siempre
[Técnica mixta sobre tela, 40x30 cm. Año 2023]
Descripción: Fondo verde oscuro con diamantinas doradas, en la parte central una mujer de edad avanzada se ve desde la cintura. Lleva un vestido sin mangas de color verde limón, alza los dos brazos, su mano izquierda no se ve porque la coloca atrás de su cabeza, en la mano derecha pone su mejilla derecha hacia abajo, en el dedo anular tiene un anillo morado. Su rostro y la piel están arrugados y su cabello es blanco. Ligeramente sonríe. En la parte inferior izquierda flota un gusano, en el lado derecho, un poco más arriba, una crisálida dorada y arriba de la mujer vuela una mariposa morada del mismo color que el anillo y los labios de la mujer.
Debajo del cerezo
[Técnica mixta sobre madera, 25x20 cm. Año 2023]
Descripción: Un fondo azul oscuro, en la parte central izquierda hay un árbol de cerezo, las flores ocupan la parte superior. Son de color rosa tenue, quizá no se ve en la foto, pero está hecha con origami, las figuras en forma de flores brillosas y diamantinas plateadas y rosas. Debajo del árbol está acostada una mujer en posición fetal, lleva un vestido morado claro y su piel es exageradamente blanca. No se ve los detalles, pero parece estar tranquila.
Quería convertirme en un cadáver
Cuando yo era adolescente, mi padre se fue de la casa. A pesar de que él casi no estuvo porque viajaba todo el tiempo por su trabajo y yo estaba de acuerdo en que se separara de mi madre, me afectó bastante. La pelea entre mi madre y mi hermano se intensificó, los gritos de ambos aumentaron y la casa parecía un infierno por las cosas que destrozaba mi hermano. Las veces que mi hermano golpeaba, yo intentaba interferirlo y los dos me gritaban en coro: «¡tú cállate inútil!», y yo, como la intachable inútil, no tenía otra opción más que estar encerrada en mi habitación.
Solía escuchar la radio en volumen alto con los audífonos para no oír los gritos, a los 13 o 14 años de edad me habían detectado ligera sordera por eso. Mi única salvación era la temporada de flores de cerezo, enfrente de mi habitación había un árbol y la belleza por la noche era impresionante. También me refugiaba en las novelas literarias, estaba eufórica con las obras de Motojiro Kajii. Sobre todo, su novela corta llamada Debajo del árbol de cerezo, me tenía fascinada. Relataba que debajo del cerezo debía estar enterrado un cadáver, el cuerpo estaba podrido, sin embargo, salía un líquido cristalino y el cerezo lo aspiraba y esa era la razón de la belleza de las flores tan majestuosas y a la vez hechizantes y misteriosas. Y yo anhelaba estar enterrada debajo del cerezo que siempre contemplaba desde la ventana de mi habitación. De esa manera quería contribuir en el enigma del cerezo, aunque sea solo una temporada corta.
Actualmente el lazo familiar está roto por completo, así decidió mi hermano y yo respeto su determinación, aunque no puedo evitar estar melancólica. Esta vez no quiero convertirme en cadáver, tengo miles de metas que quisiera alcanzar. Solo me gustaría estar acostada debajo del cerezo tiempo suficiente para que por lo menos dos pétalos lleven la tonalidad de los escasos recuerdos que tengo con mi madre y mi hermano, mis mejores deseos y gratitud para ambos. Y que el viento los lleve a cada lugar donde se encuentren, pese a que sean desapercibidos e ignorados por ellos.